Opinión

Científico, académico, experto en salud ambiental y salud pública

La sostenibilidad de las aguas pasa por la economía circular

“La gestión del agua es uno de los pilares del desarrollo sostenible en el siglo XXI”

La protección y el consumo sostenible del agua es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS nº 6: “Agua limpia y saneamiento”), se pretende lograr un acceso universal y equitativo al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados, así como mejorar la calidad del agua a nivel global. En definitiva, garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos. La empresa ha de gestionar de forma sostenible los recursos hídricos y la creación de sus productos y servicios.

La DMA 2000/60/CE, aborda la legislación ambiental y promueve la protección y el control frente a la contaminación de origen antropogénico, así como la reutilización. La creciente demanda de agua de buena calidad y en cantidad suficiente para diversos usos exige el esfuerzo de las administraciones estatal, autonómica y local en la gestión de infraestructuras de saneamiento y abastecimiento de cara a la protección de la salud y del medio ambiente. La adopción de decisiones sobre el control de calidad de aguas de consumo humano y la ejecución de medidas correctoras en el nivel local, siendo la autoridad sanitaria la que establecerá sistemas de vigilancia orientados a identificar y valorar los factores que puedan presentar riesgos para la salud.

Ante la escasez de agua y la disminución de su calidad a causa de la contaminación, y para una mejor gestión del recurso, resultan imprescindibles las herramientas I+D+i, y la colaboración entre las distintas administraciones implicadas (identificar los problemas), la empresa (soluciones tecnológicas) y la universidad (investigación), así como el cumplimiento de la normativa actual. Mejorar la eficiencia del uso del agua en los ciclos productivos para reducir su demanda. Si queremos garantizar una calidad adecuada en los cauces receptores, se deberán establecer objetivos, planificar las acciones a llevar a cabo, garantizar un correcto mantenimiento y explotación, sobre la base de una financiación adecuada, una legislación válida, y un control eficiente.

Los países del continente europeo tenemos problemas comunes respecto al ciclo hidrológico: cambio climático, contaminación, alteración hidromorfológica y sobreexplotación. Es preciso apostar por la economía circular, cuyo modelo se sustenta en las cinco R: repensar, rediseñar, reducir, reusar y reciclar, si queremos garantizar el futuro del medio ambiente. Teniendo en cuenta la importancia que tiene el agua en España, la depuración y reutilización del agua constituye una línea de actuación de la Estrategia Española de Economía Circular, en la que el agua se trata de manera específica y en la que uno de sus objetivos es mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua. En el plan de adaptación al cambio climático se debe auditar todo el ciclo urbano: captación, transporte, potabilización, distribución, saneamiento, depuración y reutilización para aumentar la eficiencia del ciclo integral del agua.

El RD 1620/2007, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas residuales en España, es preciso ajustarla al Reglamento europeo 2020/741, relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua, que se deberá aplicar para la reutilización del agua para riesgo agrícola, lo cual puede ayudar a promover la economía circular al recuperarse nutrientes de las aguas. Los titulares de las depuradoras deberán ponerse al día, con los tratamientos terciarios para cumplir con el actual Reglamento europeo. Los planes hidrológicos deberán prever que se adopten medidas para impulsar el empleo de agua regenerada como recurso hídrico frente a captaciones de aguas superficiales y/o subterráneas en usos en los que ya se emplea agua regenerada (urbano, agrícola, industrial, etc.).

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