Opinión | EL TRASLUZ

Extraño atractivo

En una de las farolas de mi calle había uno de esos papeles en los que alguien se ofrece para cuidar niños o pasear perros y en cuya parte inferior aparecen unos flecos con el número de teléfono del anunciante. La nota, en este caso, decía: “Viva como un gigante, pero duerma como un enano”. Arranqué uno de los flecos y marqué mientras me dirigía al parque.

–Llamaba por lo del anuncio —dije.

–¡Ay, el anuncio! —exclamó una señora al otro lado—. Ya me han llamado siete veces esta mañana.

A continuación, me explicó que no lo había puesto ella, sino algún desaprensivo que tenía su número.

–Una broma pesada —concluyó.

–Pero ¿por qué lo del gigante y el enano? —insistí.

–Verá, yo es que alquilo en mi casa una buhardilla con los techos muy bajos por la que sólo se puede caminar agachado, o sea, que puede usted disfrutar de la sensación de ser un gigante. Dormir, en cambio, puede hacerlo como una persona normal.

–Pero en el anuncio —argüí—habla de dormir como un enano.

–Pero es que ya le digo que no sé quién lo ha puesto.

Tras despedirme de la señora, entré en el parque y aceleré el paso. Mientras caminaba, iba dándole vueltas al asunto este de los avisos en las farolas, a los que se podían dar infinidad de utilidades, pues todo el mundo los lee. Al volver a casa, hice varios en los que escribí la siguiente leyenda: “Llamen al teléfono que figura más abajo y feliciten al que lo coja por la calidad de su última novela. El hombre está a punto de suicidarse porque no la ha leído nadie”. Daba el nombre de un escritor amigo, al que admiro, pero cuya obra tiene poca repercusión, por no decir ninguna. Saqué fotocopias e invadí el barrio de carteles. A los dos días mi amigo me llamó emocionado por las felicitaciones que estaba recibiendo. Le dije que eran las que se merecía y tomé nota del éxito, quizá para probarlo conmigo mismo en el futuro. Esto lo haces en Twitter y no funciona, pero lo analógico, lo manual, lo tangible continúa teniendo un atractivo extraño basado precisamente en su rareza.

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