Buen día, amigos y amigas. Hoy tengo la fortuna de volver a asomarme a su vida desde las páginas del periódico. Pura magia, ya ven, que nos conecta a través de las ideas. Y, en este caso, para celebrar un día, el de la mujer, que a nadie le pasará desapercibido. Una jornada que, en justicia, hay que seguir reivindicando mientras la característica de ser hombre o ser mujer influya en las oportunidades o en la consideración o el aprecio de una persona, de su talento o de su capacidad. Ahí estamos.
Feliz día de la mujer, pues, a mujeres y hombres. Porque si hay algo que es verdad es que la sociedad se va construyendo a sí misma mediante las aportaciones de todas las personas, sin que se pueda prescindir de nadie. Por eso mujeres y hombres estamos llamados a reinventar un nuevo paradigma en la relación entre los individuos, siendo muy conscientes del género y haciendo que el mismo forme parte natural y rica de nuestras vidas, pero sin que suponga una excusa para menoscabar, vilipendiar o despreciar a ser humano alguno. Las mujeres y los hombres, juntos, tenemos este fenomenal reto, en cuya consecución hemos de seguir profundizando, en absoluta igualdad de condiciones y con las mismas oportunidades.
Expresado esto, poco más se puede aportar que no haya sido dicho ya. Y es que son muchas las manifestaciones de todo tipo construidas alrededor de este mensaje. Manifiestos, expresiones artísticas y una enorme movilización social, con derivadas a muchos niveles. Desde el educativo, fundamental a la hora de proyectar la sociedad del mañana a partir de las ideas, prácticas y creencias de los futuros adultos, hasta el que tiene que ver con la actividad laboral, y también social. Una sociedad más igualitaria implica tocar todas esas teclas, de forma que se destierren modelos del pasado, de franca sumisión de la mujer, con un rol pasivo y siempre dependiente de su padre o marido. Un papel impuesto, manifiestamente caduco y ampliamente superado, pero del que quedan todavía vivas muchas aristas. Y sí, sigue preciso trabajar en muchos frentes, por mucho que hayamos mejorado y aunque parte del camino esté ya construido. No tengan duda de ello.
Hemos también de dar ejemplo. Mostrar a una buena parte del mundo que es preciso avanzar drásticamente en igualdad, empatía y comunicación entre mujeres y hombres, como forma imprescindible de mejorar la sociedad de referencia. Porque no podemos perder de vista el hecho de que ser mujer, con excusas culturales o de organización social, sigue siendo un factor determinante en muchas partes del mundo en el siglo XXI para ser menos libre. O, en los casos extremos, nada libre, lo que es sinónimo de esclava. Una esclavitud ligada al género que implica que, si eres mujer, hayas de ser tutelada, en todas las etapas de tu vida, por un hombre. Algo que a muchos aquí les parecerá muy lejano y casposo, pero que no hace tantas décadas era común en España. Yo siempre pongo como ejemplo, llegados a este punto, que cuando mi hermana mayor quiso abrir una cuenta en la entidad bancaria donde ella misma trabajaba, tuvo que ir con ella a firmar mi padre, al no estar por aquel entonces casada...
En el conjunto del planeta, el hecho de ser mujer está correlatado con el de disponer de menos recursos. Pero no solamente en el mundo menos avanzado en materia de derechos humanos y, en particular, socioeconómicos, sino haciendo tal cómputo sobre la situación de mujeres y hombres en todas las sociedades. Y es que puede que a alguien le sorprenda pero, aunque hay muchas mujeres en términos estadísticos que viven una vida plena y normalizada, el conjunto de todas ellas tiene una peor situación que el de los hombres. Y no, no es casualidad. Es la sombra de una concepción que sigue ahí, y ante la que es preciso seguir insistiendo, con celebraciones como la que hoy se propone, bien consolidada en el mundo entero, auspiciada por Naciones Unidas y que tiene lugar desde 1975.
En fin… Perseveremos. Es lo que nos queda no solamente para seguir mejorando, sino para mantener a raya al fantasma de la involución, que es un riesgo continuo y real, y ante el que no podemos sentir indiferencia o únicamente permanecer expectantes. Es de justicia, nos afecte en primera persona o no.
8 de marzo. Feliz Día de la Mujer.