Opinión

¿Política? Hablemos de sexo

Haciendo un intento por objetivar las cosas (indispensable para poder manejarlas aunque quemen) las grandes cuestiones legales del mandato de Pedro Sánchez han versado sobre sexo, ya sea para reelaborar la represión legal del no consentido, ya para dar un nuevo contenido —más que discutible— al concepto mismo de género sexual y sus mutaciones. Incluso un tercer polo político, el del aborto, se quiera o no se relaciona con el asunto. Michel Foucault empezó a publicar en 1976 su luminosa e inconclusa Historia de la sexualidad, analizando las relaciones entre sexualidad y poder (sobre los cuerpos), poniendo su atención en los tres últimos siglos, hasta llegar, en el XX, a un estadio en que el discurso de la sexualidad se hace permanente y el Estado ejerce la administración de los cuerpos. Volver a Foucault casi medio siglo después le reconcilia a uno con la creencia en las profecías.

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