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¿Podemos con Podemos?

Pedro Sánchez ha tenido mala semana. El lunes, una encuesta de El Periódico y los diarios de Prensa Ibérica —como LA OPINIÓN— decía que el PP ganaría al PSOE por casi tres puntos. La clave: un 10% de electores socialistas de 2019 se inclinan ahora por el PP. El PSOE pierde el centro.

Luego, todo ha ido peor. El martes Podemos votó contra una proposición de ley del PSOE que pretende corregir los efectos no deseados de la ley de libertad sexual —impulsada por Irene Montero y respaldada por el Gobierno— que, desde que entró en vigor (noviembre), ya ha permitido la rebaja de pena de 700 condenados por delitos sexuales y la excarcelación de más de 70. La ley estaba mal hecha y debía ser rectificada, pero Sánchez rehuía el choque con Podemos y ha retrasado afrontar el problema. Ahora Irene Montero no solo no ha rectificado —sigue en que es una buena ley pero los jueces reaccionarios la aplican mal— sino que Podemos ha votado contra la iniciativa del PSOE.

Es el primer divorcio parlamentario del PSOE y Podemos en una ley emblemática, la víspera, además, del día que reivindica los derechos de las mujeres. ¿Por qué Podemos se atrinchera en una ley fallida? Lo ha dicho bien Carles Mundó, destacado político de ERC que hoy no está en primera fila: “En política castiga más la negación del error que el hecho de haberlo cometido, aún más cuando todo el mundo sabe que algo no se ha hecho bien”.

El coste para el Gobierno de la votación del martes sobre la ley de libertad sexual será alto y no ayudará a arreglar uno de sus problemas principales, el descrédito en el centro. Cierto que, al final, el PSOE se ha plantado y ha desautorizado a Montero. Y la ley de paridad en las listas y consejos de administración solo la presentó Moncloa. Sin Igualdad. Pero eso ni borra el grave error de partida, aprobado por Sánchez contra la vicepresidenta Carmen Calvo y el entonces ministro de Justicia, ni restituye la autoridad del presidente. ¿Es viable un Gobierno en el que al menos dos ministras, Montero y Belarra, se sublevan y su grupo político equipara al PSOE con “la reacción” por votar con el PP la proposición de ley? Tras la desautorización, lo normal sería que Irene Montero —y los que la apoyan— dimitieran. Y que, caso contrario, el presidente la hubiera cesado. Un Gobierno de coalición no son dos gobiernos mal revueltos.

Además, la proposición solo ha sido aprobada gracias a los votos del PP. Que los dos grandes partidos coincidan alguna vez no es demasiado anormal en una democracia. Lo que es contra natura es que el socio minoritario acuse por ello al Gobierno de colusión con el fascismo. Tampoco es razonable que, tras ver su proposición salvada por el PP, Sánchez resucite una foto de hace más de veinte años de Feijóo en el barco de un traficante de droga. ¿Qué habría pasado si el PP hubiese votado en contra? No solo que el Gobierno estaría partido, sino que habría perdido y naufragado. ¿Por qué Sánchez lo agradece revolviéndose contra Feijóo?

Hay una tesis. No acaba de asumir la realidad. Sea por lo que sea, ha resucitado el espíritu de protesta radical y antisistema de Podemos. Ya no estamos como cuando la reforma laboral aprobada, a la vez, por Yolanda Díaz y la CEOE. Ahora, la segunda de Igualdad, Ángela Rodríguez, pone en la red un vídeo en la que se la ve satisfecha tras una pancarta: “Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar”. Admisible en una militante exaltada, cese fulminante en una viceministra.

Sánchez rechaza la inevitable reflexión. ¿Es todavía Podemos un socio apto para gobernar España? Sánchez quiere creer que sí y el Gobierno adujo el viernes que la propuesta sobre la reforma de las pensiones, clave para seguir recibiendo fondos europeos, tiene el acuerdo de Yolanda Díaz y será aprobada por Bruselas. Habrá que ver, aunque no es buena señal que la CEOE la juzgue inaceptable, porque parece que el coste recaerá en el destope de las cotizaciones a los salarios altos. Y no olvidemos que las pensiones son un asunto muy delicado. En Francia, el intento de Macron de retrasar la jubilación de los 62 a los 64 años está provocando grandes protestas.

La pregunta de fondo: ¿es posible seguir con Podemos en el Gobierno y recuperar los votos de centro que Sánchez tuvo en 2019?

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