Opinión

Sobre las familias numerosas y el bono social

Asisto atónito al debate originado en la Asamblea de Madrid. Se están confundiendo, no sé si consciente o inconscientemente, dos nociones muy diferentes de la equidad. La llamada equidad vertical hace referencia a la necesidad de que las personas con menos recursos reciban un apoyo especial. Esta dimensión de la equidad justifica programas como el Ingreso mínimo vital, las becas educativas o la existencia de una tarifa fuertemente progresiva en el IRPF. Luego tenemos la equidad horizontal. En este caso, de lo que se trata es de que los iguales, teniendo en cuenta recursos y necesidades, sean tratados como tales. E insisto en lo de necesidades, porque es inequitativo que dos personas con ingresos similares, pero necesidades y, por tanto, capacidades contributivas muy diferentes, sean tratados por igual.

Y en ese plano en el que hay que discutir. La realidad es que el sistema tributario español trata mal a las familias numerosas. Dos parejas con los mismos ingresos, una sin hijos y otra con tres o cuatro, pagan cantidades no muy diferentes por IRPF, porque los mínimos por hijos son muy bajos. Pero es evidente que una pareja que ingrese 60.000 u 80.000 euros al año sin hijos tiene muchísima más capacidad contributiva que otra con cuatro en casa y los mismos ingresos.

Como el IRPF español es tan cutre con las familias y no existen programas de transferencias alternativos, acaban apareciendo soluciones como el bono social eléctrico o el térmico, que tratan de arreglar el problema de estar tratando casi igual a familias con la misma renta pero que, claramente, tiene capacidades contributivas muy distintas.

Sin duda, sería mejor que el IRPF triplicase los importes de los mínimos por descendientes y eliminásemos estos bonos. Por eso, es comprensible que se introduzcan criterios de renta en los bonos; al tiempo que se revisan al alza esos mínimos por descendientes en el IRPF.

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