Opinión

Christine Lagarde, yo sí te creo

Quiero aplaudir a Christine Lagarde, no porque se haya hecho un sitio en la historia al ser la primera mujer en presidir el Banco Central Europeo (BCE), en dirigir el Fondo Monetario Internacional o en ser ministra de Finanzas de un país del G7. Tampoco porque la conozca desde que hace 10 años la entrevisté en Washington un día que recordaremos siempre ya que fue la misma mañana en la que dos hermanos sembraron el terror en la maratón de Boston.

Si la felicito es por su desempeño el jueves, en el que quizá ha sido el momento más delicado desde su llegada al BCE.

Todos los ojos estaban puestos en ella y en la reunión del BCE, tras las turbulencias bancarias en Estados Unidos (quiebra de Silicon Valley Bank) y el contagio en Europa (Credit Suisse). ¿Seguiría adelante con la anunciada subida de tipos de interés en medio punto para combatir la inflación o la frenaría en pro de la estabilidad financiera y de calmar a unos mercados inquietos por las turbulencias? No lo tenía fácil después de alguna pifia que cometió en el pasado, en 2020, y que muchos se empeñan en recordarle de forma recurrente.

Lagarde mantuvo el pulso y subió los tipos, pero los incrementos a partir de ahora pueden quedar en el aire si se agravan las turbulencias de la banca, a la que el BCE respaldará con su arsenal si es necesario.

Calmó así a los mercados sin dar marcha atrás en la subida del precio del dinero, lo que se habría interpretado como la confirmación de que las turbulencias se parecían a la crisis de 2008. Que el BCE reuniera 24 horas después al consejo de supervisión bancaria para descartar contagios en la zona euro también fue un acierto de la institución que marca así la pauta a sus homólogos de EEUU, la Reserva Federal.

Cabe esperar que las turbulencias no vayan a más y que el BCE logre el equilibrio justo entre la estabilidad de precios y la estabilidad financiera. De Christine Lagarde depende y hay que creer en ella.

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