Opinión | SI NO LO LEO NO LO CREO

Antón Peruleiro

Un sofá sin dueño para ponerse cómodo en Monte Alto

En una pequeña plaza que hay en Monte Alto, junto a las escaleras de Santa Cecilia, apareció un curioso enser que sorprendió a todo aquel que pasaba por delante. Un sofá rojo colocado entre los dos bancos que se utilizan para el descanso. No se sabe si alguien lo dejó ahí para ponerse cómodo cuando sale el sol y así aprovechar el aire fresco de la calle como si todavía estuviese en casa o no sabía dónde depositarlo para deshacerse de él, pues no todo el mundo tiene la voluntad de llamar al 010 y pedir hora para dejar los muebles junto a los contenedores para su posterior recogida. Lo que está claro es que el sofá llama la atención. Por su ubicación, por su color —un rojo intenso— y porque le faltan algunos de sus cojines. Es uno de estos misterios sin resolver que abren diversas incógnitas: ¿me siento en él? ¿me lo llevo para casa? ¿lo puedo restaurar? Lo mejor será volver hoy por esa pequeña plaza para ver si sigue ahí o ya ha iniciado una nueva vida.

Suscríbete para seguir leyendo