Opinión

La banca paga

Toda sociedad avanzada precisa de un sistema financiero que capte el ahorro de la población y lo canalice hacia las empresas y las familias que precisan de recursos para invertir y hacer frente a sus necesidades. Esta misión corresponde, principalmente, a los bancos, que reciben depósitos de sus clientes, es decir, compran dinero, y conceden préstamos, o lo que es lo mismo, venden dinero. Remuneran los depósitos captados mediante el abono de un tipo de interés. Con estos recursos conceden créditos por los que cobran un tipo de interés. La diferencia entre los intereses cobrados y los pagados constituye una de las mayores fuentes de ingresos de los bancos.

La crisis financiera forzó a los bancos centrales a mantener los tipos de interés durante un periodo muy prolongado en umbrales cercanos al 0%. Se forzó así a las entidades a abaratar el crédito y a congelar la remuneración de los depósitos como vía de supervivencia y de evitar una excesiva presión sobre su rentabilidad.

Ahora, en cambio, la subida de tipos por parte de las autoridades monetarias para combatir la inflación ha encarecido los créditos, sin que, por el momento, se haya disparado la remuneración del ahorro. Los bancos pueden actuar así porque tienen liquidez suficiente y no necesitan un dinero que deberán retribuir.

Las entidades están ignorando las recomendaciones de las autoridades, que abogan por elevar el pago de los depósitos. Instituciones como el Banco Central Europeo quieren que los bancos les ayuden en su lucha contra la inflación, ya que dan por sentado que los clientes se moderarán antes de utilizar ese dinero para gastar si obtienen mayor rentabilidad por el ahorro.

La tendencia empieza a cambiar de forma tímida y las entidades han mejorado el interés medio de los depósitos en febrero. Aunque las grandes todavía se mantengan al margen, que pague la banca es una buena noticia, más aún si no hay nuevas dudas sobre la salud del sector.

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