Opinión | Crítica musical

Pacho Flores, un Fórmula 1 de la trompeta

  • Crónica musical del concierto de la Sinfónica de Galicia el viernes 14 de abril de 2023 en el Palacio de la Ópera.
  • Sinfonía 1 de Kalínnikov, Altar de bronce de Gabriela Ortiz, concierto venezolano de D'Rivera.
  • Pacho Flores, trompeta. Manuel Hernández Silva, director.

Todo indicaba que Kalínnikov sería el "telonero" de Ortiz y D'Rivera, pero en realidad todo fue una excusa para el espectáculo de los dos bises que ofreció un majestuoso Pacho Flores a la trompeta, acompañado por el director Hernández Silva a las maracas o al cuatro, guitarra popular venezolana de cuatro cuerdas, y de Jesús Pingüino al cuatro y al contrabajo. Fue una noche diferente poblada de trompetistas y jóvenes alumnos de conservatorios ávidos de escuchar un espectáculo que muy pronto será programada por grandes orquestas como Berliner, Los Ángeles o Nueva York.

Pacho es un artista diferente, cercano como pocos, que se aleja del estereotipo de artista inaccesible y de altos egos. El tándem que forma con su manager, el gallego y buen amigo Carlos Magán, nos recuerda a la importancia de un manager cercano que viva el día a día y los problemas como los pilotos de la F1, y donde la importancia de lo humano sobre el "artisteo y glamour de las grandes agencias" permite ese Pacho terrenal y querido por los fans que arrastra.

Ya es un espectáculo verlo salir con cuatro trompetas al estreno mundial de Altar de bronce de la compositora mexicana Gabriela Ortiz, que en la sala, fue obsequiada por el público coruñés con una calurosa ovación tras su obra, en dos partes, una primera con alma más contemporánea y otra rítmico caribeña en la que sientes oír a Bernstein con esos trombones y percusión magníficos.

¿Qué decir de Pacho? Pues que si ya es difícil tocar una trompeta, alternarla con otras tres diferentes sin atisbo de fallo de emisión, y cada cual con un timbre más hermoso, pone la piel de gallina. Su dominio es tal, que logra colores en un instrumento de viento metal propios de la familia de la cuerda, aunque en realidad el Stradivarius es él y la trompeta pasa a ser una humilde campana por la cual sale su alma. Todas las trompetas con las que toca están exclusivamente hechas para él en una fábrica de Valencia dirigida por su suegro. Imagínense que cuando él entra y dice que hay que hacer una mejora, tres técnicos se acercan inmediatamente al instrumento para analizar las correcciones tal como los ingenieros en el bólido de Alonso.

Esa comodidad le permite colores de todos los tipos, matices indomables para otros, virtuosismo a raudales, agudos nítidos, brillantes y sin crispación y graves rotundos, absolutos y profundos. Ni un fallo en cualquier emisión, con una fantasía sin límites para improvisar en cualquiera de las cadencias, en un repertorio que siente y hace suyo. Siempre de memoria, y bien acompañado por una OSG que sabe lidiar con la música más clásica donde exprime el sonido como nadie o con música latinoamericana donde el "sabor percusivo" de la misma saca lo mejor de nuestros percusionistas en un espectáculo bien dirigido esta noche por el maestro Hernández Silva. Permítanme que mis limitaciones de espacio en esta columna no lleguen para explayarme con el buen hacer de la OSG en Kalínnikov y maestro esta noche.