Opinión

Tardes de tertulia

Hace tiempo que me han dejado de interesar las tertulias de la tele o de la radio. Incluso me aburro a mí misma cuando me veo repitiendo el mismo argumento una y otra vez. En los medios gana el que más grita y el que más veces repite la misma frase, anulando la capacidad del contrincante para poder exponer su punto de vista.

No pasa lo mismo en las tertulias que hacemos cada semana en el bar con mis amigos. Muchas veces no estamos de acuerdo, pero como no hay teles, ni radios ni Instagram que nos mire, nos podemos permitir el placer de escuchar, reflexionar e incluso cambiar de opinión.

La semana pasada hablamos mucho rato sobre porno. Fuimos al Espai Jove La Fontana a escuchar a personas del sector hablando de porno ético y al finalizar salimos ansiosos de tertulia. La verdad es que es un temazo. Podemos criminalizar el porno diciendo que es una herramienta terrible para que la juventud aprenda sobre sexo, pero no podemos poner puertas al campo. El porno está aquí y parece que nadie quiere cambiarlo. Los performers (así se llama a los actores porno de forma correcta) no tienen sindicato, no cobran royalties y no son considerados actores de verdad, ni su cine es considerado cine. Solo es contenido mal pagado que se cuelga en la red para que la gente se excite.

Contenidos de calidad

¿Es así todo el porno? La verdad es que no. Existe el porno ético y el porno feminista. Cada vez hay más mujeres directoras que luchan por cambiar las reglas y ofrecer contenido de calidad. Cada vez hay más cuerpos diversos y más trabajo en los guiones. Pero claro, ese porno no es gratis, no es mainstream y no se encuentra en Pornhub. Y parece que nadie está dispuesto a pagar

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