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La clave económica del 28M

El debate en el Senado entre Pedro Sánchez y Alberto Núnez Feijóo mostró que la división en dos bloques antagónicos, agravada por la inmediatez de las elecciones municipales y autonómicas, está convirtiendo la política en una atronadora e inmunda riña pendenciera.

Y la bipolarización también manda en los juicios sobre la economía. El PP aseguró que España iría peor que mal. Y el PSOE recurre al “España va bien” de Aznar. El PP se ha equivocado mucho porque la guerra de Ucrania no ha hecho caer a España en recesión. Menos en una crisis como la de 2008. Pero Sánchez, herido por el error garrafal de la ley del solo sí es si —que ha salvado contra las ministras de Podemos y gracias al PP— quiere recuperarse con una ley de la vivienda que exhibe como histórica y la solución a todos los males. Y añade críticas a la política “neoliberal” del PP de Rajoy en un contexto muy distinto. España debía entonces recortar brutalmente su déficit porque —al contrario que ahora— el BCE no financiaba la deuda de los estados.

La ley de la vivienda responde a la preocupación por el disparo del precio de los alquileres, pero está mal enfocada porque cree que la solución es topar los precios (siempre a menos que el IPC), cuando el auténtico problema es la escasa oferta de pisos en alquiler, públicos o privados. Sánchez promete vivienda social pública, pero prometer es gratis, cumplir…

¿Cómo va la economía? Los datos de esta semana no son malos. El PIB creció en el primer trimestre un 0,5% frente al 0,1% en la zona euro. En los últimos 12 meses un 3,8% frente al 1,3% de media europea. Hay desaceleración porque venimos del 5,5% de 2022, pero no está nada mal. Y los datos de empleo del primer trimestre, aunque con sombras, indican que en el último año se han creado 368.000 empleos, la gran mayoría en el sector privado.

Cierto que esto se ha logrado con medidas como las ayudas sociales, los aumentos del salario mínimo y la revalorización de las pensiones con el IPC, justas, pero con riesgos para las empresas y las cuentas públicas. De momento no ha sido así porque el crecimiento, la creación de empleo y la inflación han dopado los ingresos del Estado y el déficit se ha reducido más de lo previsto. Del 10,1% de 2020 (pandemia) al 4,8% en el 2012.

Pero España se ha comprometido ante Bruselas a seguir reduciéndolo al 3,9% este año y al 3% —el máximo admitido por la UE— en 2024. Hay que asegurar el flujo de los fondos europeos. Pero, ¿es posible? Con suerte, sí, pero la suerte es volátil y si la subida de los tipos de interés —o cualquier imprevisto— reduce el crecimiento... Pero Sánchez prefiere ser presidente y estar atribulado en 2024 o 2025 a un ejercicio de prudencia que le complicaría aún más este difícil año electoral en el que las encuestas, salvo la del CIS, dan ganador al PP.

La economía aguanta mejor de lo esperado. Pero con problemas. La inflación se ha reducido desde los máximos del 10%, pero en abril ha vuelto a subir del 3,3% al 4,1% y aunque la subyacente ha bajado (al 6,6%), sigue por encima. Y la de los alimentos, la que castiga más al consumidor, estaba en marzo en el 16%. Por eso el consumo privado no creció en el primer trimestre y según una encuesta de la AECOC (la asociación de empresas de gran consumo) los españoles han reducido un 40% sus compras de pescado y carne. ¡Ojo!

El Banco de España ha reconocido que las medidas de ayuda del Gobierno contuvieron la inflación (un 2,5%) e impulsaron la actividad (un 1,1%) haciendo que el PIB creciera el 5,5%. Pese a ello, la Encuesta de Condiciones de Vida del INE dice que en 2022 un 8,7% de las familias españolas tuvieron problemas para llegar a fin de mes. Es más que el 7,8% de antes de la pandemia. Y Sánchez, que presume de política social, no debe olvidar que el neoliberal Rajoy redujo este indicador del 18,6% de 2013, plena crisis, al 10,4% en 2018.

Ni todo blanco ni todo negro. Depende bastante del color del cristal con el que se mire. Según el CIS el 64% de los españoles cree que la economía española va mal o muy mal. Pero, curioso, “otro” 64,5% dice que “su economía personal” va bien o muy bien. ¿Cuál de estos dos contradictorios 64% es más auténtico y verdadero? Quizás esa sea la clave de las elecciones del 28M.

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