Opinión | Error del sistema

Los disfraces del machismo

Crece el antifeminismo y el discurso negacionista de la violencia de género entre los adolescentes, esta es una de las conclusiones de un completo estudio cualitativo realizado por el Centro Reina Sofía de FAD Juventud. También constata que ha calado el mito de la denuncia falsa, que los chicos andan muy confusos sobre lo que significa el consentimiento sexual (identificándolo con un contrato) y que, a pesar de que se alejan de los mandatos de la masculinidad tradicional, siguen asociándola a liderazgo, heterosexualidad, elevada actividad sexual o al hombre hecho a sí mismo. También prevalece el estigma del “maricón”.

Tan interesantes son los datos que arroja este estudio como la información que ofrece. El informe recuerda que, a pesar del éxito del movimiento feminista, en los últimos cinco años se está viviendo un repliegue impulsado por actores que siempre fueron machistas, pero que han adaptado su discurso a los nuevos tiempos. El feminismo y las luchas LGTBIQ+ son sus enemigos, y sus objetivos son el retorno de las mujeres a sus casas y la exclusión de la “disidencia sexo-genérica” del espacio público. Una reacción que se enmarca en un movimiento global antifeminista inspirado por la alt-right estadounidense. Las redes sociales han permitido su expansión. Ingentes cantidades de información circulan alimentando sus postulados y se han creado espacios masculinistas.

Todo esto ha llegado a España, y una de sus expresiones es el concepto de “ideología de género”. Como señala el informe FAD, bajo este término paraguas se aglutina un conjunto de derechos y luchas como “la despenalización del aborto, la educación sexual en las escuelas, la ley del matrimonio homosexual y más recientemente, la ley trans o la ley del solo sí es sí”. En su oposición se ha producido una (in)feliz conjunción entre partidos ultras, lobis políticos, la Iglesia y otros movimientos ciudadanos.

Más allá del titular, una lectura detallada del informe FAD ayuda a situar esas voces que, desde sectores de la izquierda, del feminismo o de la supuesta provocación ingeniosa, cargan contra los excesos feministas, demonizan o se burlan de toda acción impulsada por el Ministerio de Igualdad o minimizan la amenaza que suponen los incels y otros colectivos machistas violentos que abundan en las redes. Es importante saber a quién sirven (de modo más o menos consciente) y, sobre todo, qué alimentan. Hay posiciones que generan notoriedad y réditos a nivel personal. Colectivamente, el daño provocado es grave.

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