Opinión | parece una tontería

Como si tal cosa

Estar preocupado, y a simple vista no parecer preocupado por nada, es un esfuerzo que nos sale de manera casi natural. Esa apariencia de serenidad ya es una forma de desembarazarse de la preocupación, o al menos de ahuyentarla momentáneamente. Forma parte del gran plan del ser humano: disimular, mostrar indiferencia por mucho de lo que lo rodea, afirmar por defecto “estoy bien” cuando le preguntan “¿qué tal?”, hacer continuamente, en fin, como si tal cosa. Como si tal cosa no significa nada, pero a través de esa falta de significado transitan muchos asuntos cada día, algunos de ellos muy relevantes. Haz como si tal cosa, y cuando te des cuenta se habrá acabado otro día, en el que se habrán consumido las preocupaciones que, pese a todo, mantuviste a raya.

Intentamos, por lo general, hacer de la preocupación una operación interior, casi secreta. Hace dos semanas, mi hija se cayó en un paso de peatones, en una calle bastante transitada. Fue una caída aparatosa, de la que, sin embargo, se levantó como si nada, y diciendo “estoy bien” antes de que yo le preguntase cómo se encontraba, y si le dolía. Cuando nos alejamos 20 o 30 metros de la escena, sin embargo, empezó a cojear, hasta detenerse. “Me duele muchísimo”, reconoció, de pronto afligida. “Pero me has dicho que estabas bien”, comenté. “Es que me estaba mirando todo el mundo”, me explicó.

Helena va a cumplir ocho años, y ese día hizo como si tal cosa, señal de que empieza a descifrar algunos de los grandes retos humanos, como el de fingir normalidad y que no pasa nada de nada cuando seguramente ocurre de todo. Miras a tu alrededor y distingues caos, mediocridad, imbéciles, fanáticos, ignorancia, aprovechados, y muchísimo ruido. Pese a todo tú logras seguir con tu vida y con todos los pequeños verbos que van saliéndote al paso: madrugar, trabajar, descansar, comer, llorar, dormir, caminar, beber, cobrar, pagar, lavar, recordar, olvidar, bromear, como si nada. Es agradable a menudo esa indiferencia, y una victoria secreta.

Suscríbete para seguir leyendo