Opinión

Aquí un futuro cascarrabias

Hace días, mientras me sentaba en un asiento del Euromed, ese tren que te lleva a Valencia a ritmo de trotón, una vergüenza que sigue sin resolverse, vi enfrente de mí a un señor de avanzada edad que se obstinaba en subir una maleta grande y pesada en el estante destinado para las maletas de mano. Lo intentó tres veces con una arriesgada maniobra que le costó mucho esfuerzo y riesgo para su estabilidad física, así que me ofrecí a ayudarle. Una vez colocada la maleta me lanza una mirada cómplice y me dice: “¿Hacerse mayor es una mierda verdad?”. Aquella persona sobrepasaba los ochenta y, sin embargo, me incluyó a mí, que me quedan unos cuantos para llegar a esta plusmarca. Entre comprensivo y ofendido le contesté que sí, que algunos inconvenientes había en hacerse mayor y me contestó con mucha rotundidad: “Inconvenientes, no; es una mierda”. No quise discutirle porque en el fondo llevaba razón. Aquel hombre tenía una actitud arisca, una antipatía que me pareció graciosa. Hay una actitud gruñona en personas de edad avanzada que me hace gracia. Aquel señor cumplía con los requisitos de quien no se encuentra a gusto con la edad que le está tocando vivir. Se sentó acompañando el gesto con un largo quejido. Al poco de arrancar el tren pasó la azafata con esos absurdos pañuelos semisecos para lavarse las manos. Aquel señor tomó el pañuelo y exclamó en voz alta: “¡Vaya mierda de pañuelos!”. A mí me dio la risa porque intuía un viaje apasionante con ese hombre al lado. Sacó un periódico y empezó a leer. Al rato me mira y dice: “Todo es mentira. ¿No le parece?”. Prefería no alargar las respuestas más allá de afirmar todo lo que me dijera. No quería contradecirle, no fuera que me mandase a la mierda a mí también.

¿Por qué nos volvemos gruñones con la edad?, me preguntaba mientras veía a ese hombre refunfuñar por cada noticia que leía. ¿En qué momento se nos agria el carácter? Al parecer, existe una razón científica: la testosterona decae y aparece el “síndrome del hombre irritable”. No aspiro a llegar a viejo y ser un cascarrabias, pero me temo que he empezado a notar en mí algunos destellos de lo que podría ser un gruñón de manual. Veremos. Es cuestión de tiempo.

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