Opinión | LA PELOTA NO SE MANCHA

Un Deportivo sin miedo y que no pide permiso

Deportivo - Algeciras

Deportivo - Algeciras / Casteleiro | Roller Agencia

Sin miedo a tirar de la cantera. Sin miedo a abrir la guardia y entrar en el intercambio. Sin miedo a perder el control y ganar pegada. Sin miedo a buscar un cambio en el banquillo sobre la bocina de la liga. Sin miedo a jugar al espacio. Sin miedo a tirar de símbolos como Álex Bergantiños. Sin miedo a que le consuma la presión y abierto a disfrutar del juego. Sin miedo a gritar a los cuatro vientos lo grande y demoledor que debe ser este club en una categoría como Primera RFEF. Sin miedo a lucir señas de identidad y a fomentar el arraigo. Ese Dépor lleno de inseguridades, que pedía permiso para casi todo y que se lamentaba hasta de por lo que aún no había pasado, se quitó todos los complejos y decidió hacer todo lo que se consideraba prohibido y contraproducente hasta hace una semana.

Cuatro entrenamientos y otras tantas pinceladas era a lo que aspiraba De la Barrera desde el momento en el que firmó. Fue mucho más. Pocas veces cuatro trazos dibujaron tanto el presente y el futuro inmediato y desdibujaron de tal manera el pasado. El miércoles por la tarde fue cuando se puso la ropa de entrenamiento con el escudo del Dépor al pecho y, en ese momento, ya revoloteaban en su cabeza los mil y un partidos que se ha visto del equipo esta temporada. La clave era dosificar todo ese caudal de información y de deseos para convertirlos en píldoras digeribles. Ambición y medida. En esos encuentros echaba de menos a un equipo que no se encadenase tanto al juego al pie y que se regalase jugar al espacio, con gente por delante del balón, sin estar atado a los tres pivotes ni arrinconar a Soriano en la banda ni aislar a Lucas en punta. El Dépor abrió la puerta a un nuevo horizonte. Lo que le espera será breve e intenso y no tan agradable como el duelo ante el Algeciras. Hoy está más cerca de ascender que ayer. Queda poco, queda mucho.