Opinión | El trasluz

Deje usted de ser original

Le dan a uno ganas de salir con las manos en alto para entregarse sin resistencia alguna a las informaciones sobre el traje de novia de Tamara Falcó o a las del acoso de los paparazzis a Enrique y Meghan, incluso a las del devenir de Eurovisión. Nos rendimos. Dado el desorden político reinante y el caos económico provocado por la subida salvaje de las hipotecas, así como el terror apocalíptico a las consecuencias del cambio climático y a los peligros inminentes de la inteligencia artificial, abandonamos nuestros intereses intelectuales de toda la vida y nos abandonamos a las zozobras existenciales de la hija de la Preysler.

Se habla, por ejemplo, de la “campaña electoral” cuando lo que hay son “campañas electorales”, tantas como municipios y comunidades en las que se vota el domingo 28. Reducirlas a una, como se viene haciendo, constituye una estafa porque ahí se enredan todos los programas electorales, se hace con ellos un revuelto y el contribuyente de Madrid, por poner un ejemplo, puede acabar votando que se arregle el problema del tráfico en Valencia cuando lo que le interesa es que pongan una línea de metro que llegue a su barrio. Y al de Valencia podría ocurrirle que, en medio del caos, votara para que presida su ayuntamiento José Luis Martínez Almeida, que en realidad se presenta por el de Madrid.

De otro lado, parece que ETA, sin existir, se presenta en toda España y que podría ganar por mayoría absoluta. Esto de que un partido quimérico se haga con las riendas del país es muy surrealista, pero muy nuestro al mismo tiempo. Aquí, durante bastante tiempo, nos hicieron creer que la ecología consistía en no tirar papeles al suelo. La ecología es otra cosa, pero reducirla a eso implica menos gasto energético y permite reservar el ejercicio neuronal para tareas verdaderamente interesantes como la tauromaquia. Lo de colocar una maceta en cada balcón para combatir el aumento de las temperaturas es asimismo una genialidad condenada al éxito en un mundo en el que un traje de novia nos preocupa más que el devenir de la guerra de Ucrania. Deje usted de ser original. Ríndase. Usted no está eligiendo a un alcalde o a una alcaldesa, está eligiendo, aun sin saberlo, el traje de novia de Tamara. Cuanto antes lo entienda, antes descansará.

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