Opinión

Juan Carlos Herrero

Estrés poselectoral y el voto en chanclas

La suerte política está echada. Poco más hay que añadir a la especulación opinante y apriorismos paradigmáticos. Las cifras son las que son.

Quitando a los de siempre, en vez de roja y gualda pintamos de rojo y azul el mapa político nacional, que se queda en dos. Era visto.

“Virgencita que me quede como estoy”. Mira que este país reza con dichos, brocardos, paremias, adagios y refranes que recogen todo el acervo patrio con el que nos ahorraríamos disgustos y, sobre todo, estreses poselectorales.

Don Pedro Sánchez Castejón se empeña ahora en que vayamos de chanclas a votar un veintitrés de julio.

Con la que está cayendo, va y nos manda al sufragio en tiempo canicular, condenados a sufrir golpes de calor cuando está regulado que en esas fechas no trabajen ni las heladerías. ¡Hombre ya!, que diría Belén Esteban.

Aquí habría un planteamiento logístico de cajón. Si para recibir una comunicación administrativa con la que hacerte, por ejemplo, una revisión de sangre en heces te exigen la firma electrónica, pin o clave, la pregunta es de Perogrullo: ¿por qué no el voto electrónico y nos ahorramos el vahído?

Nuestro presidente lleva en estrés electoral desde que presentara su monografía La nueva diplomacia económica española allá por el año 2013.

Don Pedro no tiene en cuenta que está citando en pleno mes de julio a cerca de treinta y siete millones de almas, cuerpos que sudarán la gota gorda para acudir a las urnas.

Ya puede ir dotando de botijos las mesas electorales y en vez de programa-díptico ofrecer sombrillas, abanicos y demás refrigerios dotando de puestos ambulatorios los colegios electorales, no vaya a ser.

Si el candidato a la secretaría general de su partido triunfó en 2013 con la “Diplomacia económica”, para su hipotético tercer mandato podía esforzarse con la —diplomacia electoral— poniéndose en lugar de treinta y siete millones de veraneantes, no que estemos de vacaciones sino en plena calor. Digo yo. Tanto cuento para nada.

Suscríbete para seguir leyendo