LA PELOTA NO SE MANCHA

Opinión Deportivo | Un gol y unas manos que no engañan a nadie

Ian Mackay

Ian Mackay / Echave

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Svensson no engaña a nadie. Ni con ese remate que mandó fuera a placer en el minuto treinta ni con la pelota que empujó con las tripas a la red media hora más tarde. Puso el alma en las dos ocasiones. En una le traicionó y en la otra le guio ante un imposible que hizo posible. No hay nadie que se acompase más con la grada en tardes así. A Coruña llevaba siete horas, como mínimo, con el corazón en la boca y él jugó así todo el partido. No sabe hacerlo de otra forma. No parecerá el más armonioso, errará algunas ocasiones de echarse las manos a la cabeza, más de uno considerará que no es un delantero para este equipo. Todo comprensible, pero no se puede entender la temporada del Dépor sin él. Si el equipo coruñés tiene aún alguna oportunidad de subir a Segunda, es gracias a él. Donde fallaron Gorka, Kuki o Arturo, cuando no estaba Lucas, cuando se lesionaba Quiles, ahí estaba él. Con todas sus imperfecciones es el único que siempre se ha personado para acudir al rescate. Le da igual que le pongan en el lado oscuro del banquillo, fallar una clara o que la afición considerase, a su llegada, que había que apostar por alguien de la casa. A él todo eso le da igual. Ha venido a jugar, a partirse la cara y es lo que ha hecho desde el primer día. En Abegondo, en Riazor. Así es el pack completo de Svensson.

Los focos alumbraron a uno de los jóvenes en una tarde para veteranos. Veteranos coruñeses. Destacó Álex en labores de fontanería cuando lleva meses sin ser titular. La experiencia, la colocación, suplen lo que no dan los minutos ni la juventud. Pero quien levantó la palabra, por encima de todos, fue otro. Se llama Ian Mackay. Estuvo como un juvenil, como siempre. El Dépor sale vivo por Svensson y por él. Porteros que dan puntos, que dan vida en un play off. Decidirá Castalia.

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