Los ‘quita mochilas’ existen

Imma Sust

Imma Sust

Cada día me gustan más las personas mayores y me dan más pereza las menores. Tengo la suerte de vivir en un barrio donde rara vez hay turistas y cada mañana desayuno junto a personas conocidas: comerciantes locales y vecinos. La peluquería es una fuente de sabiduría y de personas de edad avanzada. El otro día salió de ella una encantadora mujer de 92 años, que me dijo algo como que la vida era sencilla y maravillosa, pero cuando te dabas cuenta era demasiado tarde. ¿Cómo podía andar tan ligera? Llevaba un bastón, pero iba sola por la vida a una velocidad importante y envidiable. Luego tenemos a Francisco, un tipo de 90 años que se ha roto el fémur y cada día lo vemos andar con un caminador. Va muy lento, pero no perdona ni los domingos. Dice que si no da la vuelta a la manzana cada día no se recuperará y no se podrá levantar del sofá.

También tengo la suerte de residir en una gran manzana y os prometo que no hay ni guiris borrachos ni niños fuera del horario escolar. Casi siempre hay viejos tomando el sol y dejando pasar las horas. El otro día descubrí a una señora que lleva 50 años yendo a nadar a la piscina municipal del barrio. Tiene 86 años. Analizo, me paro y pienso qué tienen todos estos vejetes adorables y sabios, que saben disfrutar de la vida, que andan ligeros y que no están cabreados. Y la respuesta no es que hayan tenido una vida fácil.

Como todas las personas, han sufrido injusticias, enfermedades, abandonos y desgracias, pero algo tienen en común que les hace disfrutar de la vida con alegría y sin temer a la muerte.

¿Saben esa mochila que todos llevamos a nuestras espaldas, llena de problemas, traumas y dolor? ¿Esa que cada cumpleaños pesa más? ¡Sí, esa! Pues esos vejetes, ¡se la quitaron! A una incluso se le murió un hijo. ¿Hay mochila más bestia que esta? Seguramente que sí, pero si hacemos un pequeño esfuerzo, nos la podemos quitar y andaremos mucho mejor. Pero no hay que tardar demasiado, porque puedes correr el riesgo de olvidarte que la llevas, creerte que tendrás que ir toda la vida con ese peso a tus espaldas y es entonces cuando acabarás como esos viejos cabrones que se te cuelan en el súper, te gritan cuando vas en bici o se enfadan mucho cuando riegas las plantas y les caen cuatro gotas en la cabeza.

La felicidad en la edad adulta existe y consiste en sacarse la mochila a tiempo. Nota: no tienes que hacerlo solo. Hay personas especializadas en quitarlas. Se llaman psicólogos.

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