Opinión | Shikamoo, construir en positivo

COP28: “Transitar” para dejar atrás...

¿Se han dado cuenta ustedes, amigos y amigas? ¡No queda nada ya para apuntar en nuestra nómina personal un año más vivido! Y es que 2023 nos obsequia ya con sus últimos días. ¡Ojalá estos sean buenos para ustedes, y preámbulo de un 2024 todavía mejor! Y, aunque no es tiempo todavía para hacer un balance completo del año que está a punto de terminar, muchos de sus mimbres están ya vistos para sentencia. Ya lo hablaremos...

Hoy, de una manera más focalizada, centraremos nuestro análisis en lo acontecido en particular en un evento que estos días llegaba a su fin, y no sin múltiples polémicas. Es la COP 28, una nueva edición de la Cumbre del Clima, encuentro multilateral donde los diferentes países han tenido la oportunidad de verse las caras, contrastar opiniones y plantear una respuesta coral a un problema global con solución igualmente colectiva. Y es que de poco serviría que uno, dos o treinta o cuarenta países cumpliesen los compromisos para tratar de frenar el calentamiento global, si esto no es generalizado. Existe una necesidad real de consenso en torno a esta temática que hace especialmente complicado cada paso. Y esto, aunque estamos mejor que en las primeras cumbres sobre el clima y su variación por el impacto humano, no es nada fácil.

¿Ha habido avances? Pues... depende de cómo se vea. Es bien cierto que, por primera vez, en los documentos dimanados de tal cumbre —el llamado “Balance Global”— se plantea la necesidad de eliminación total del uso de combustibles fósiles, reconociéndose una responsabilidad clara de tales recursos en el impacto en el clima. ¿Pero de una forma efectiva? Bueno, ahí es donde entra el optimismo o pesimismo de cada analista o comunicador. Porque, entre los mecanismos de adecuación al diferente ritmo de cada país en los cambios necesarios, y entre la retórica que dimana de un lenguaje claramente marcado por la actividad diplomática y relacional entre las diferentes naciones, todo puede ser muy resolutivo o... quedar en nada. Se dice todo, sí, pero pudiendo ser interpretado de una forma estricta o mucho más laxa. Con tal variabilidad posible en el resultado que... este quizá sea demasiado etéreo como para poder ser tomado como una postura clara.

Y es que hablar de “transitar” para dejar atrás los combustibles fósiles no implica un plazo concreto, aunque en algún punto se indique este, ni tampoco explica cuál es el alcance real del acuerdo, que estará sujeto a vaivenes futuros. ¿Se aboga por erradicar completamente el uso de tales combustibles, salvo excepciones muy contadas? Del análisis de lo publicado, entiendo que no. ¿Quizá de una coexistencia a la baja de estos con las cada vez más presentes fuentes renovables? Sí, pero con una casuística tan compleja y diferente en cada territorio, que la suma de todo ello puede implicar el “yin” o el “yang”. O sea, que sí o que no tanto. Y perdonen si esto parece un chiste del genial José Mota o de los fantásticos Monty Python, pero es la realidad. Quizá en 2050 se alcance el objetivo final de balance cero en las emisiones netas, o quizá ocurra como en lo tocante a los obsoletos Objetivos de Desarrollo del Milenio, hoy en día ODS, y entre simplificaciones, reducciones y aplazamientos, la cosa se quede en más fuegos artificiales que realidad. Ese es el panorama, a mi humilde entender. Ojalá me equivoque.

Y sí, les diré que creo que es necesario acelerar la puesta en marcha de medidas mucho más restrictivas que hasta ahora, por mucho que esto vaya contra mis intereses particulares. Y es que no tengan duda de que es necesario tal tipo de ejercicio de miras amplias, a veces en contra de nuestra forma actual de organización, para salir ganando todos. Miren, yo no dispongo de un coche completamente eléctrico, y los que hay en el mercado no suponen una alternativa o posibilidad para mí, por su precio, prestaciones —fundamentalmente autonomía— y otras cuestiones no menores. Y aunque haya optado por modelos híbridos y con características que los hacen mucho menos contaminantes y más adecuados para circular en el contexto actual de lucha contra el cambio climático, los mismos también serán prohibidos cuando los combustibles fósiles sean proscritos. Y, sin embargo, creo que hay que actuar en tal sentido. Con ello les quiero decir que esto no es un problema ante el cual hayamos de movernos por nuestros intereses particulares, sino por la necesidad acuciante de construir un futuro mejor para los que vengan. Primero hemos de terminar con lo que causa el problema, y luego ya nos organizaremos. Y no “transitando” o jugando al “díxome dixo” o haciendo para que crean que hagamos. Es preciso actuar, buscando alternativas sostenibles y, tal y como nos ha demostrado la ciencia, tirar por otro lado... ¿Será esto lo que quiere decir el objetivo a modo de epílogo de la COP 28, con una presidencia que es arte y parte, y que plantea de forma textual, “Iniciar una transición para dejar atrás los combustibles fósiles de manera ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en el 2050, de acuerdo con la ciencia”? ¿Sí o no? No lo sé, y tampoco nadie. ¿Humo? Lo hablamos...

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