Opinión | El trasluz
Pollos con estrés
Hace poco vi en el periódico la fotografía de una oreja cultivada en una especie de matraz. Podríamos decir que los sabios habían logrado embarazar al envase de un órgano corporal
Mientras unos científicos estudian el modo de conectar el ordenador al cerebro, otros están buscando la manera de crear un útero artificial para evitar el embarazo a las mujeres que así lo deseen. Externalizamos lo natural (la preñez) e internalizamos lo artificial (el correo electrónico). Hace poco vi en el periódico la fotografía de una oreja cultivada en una especie de matraz. Podríamos decir que los sabios habían logrado embarazar al envase de un órgano corporal. El pabellón auricular, según la información, se desarrollaba sin contratiempos. Me acordé de un compañero de colegio que se sentaba delante de mí y al que le faltaba la oreja derecha. Yo me pasaba las clases de matemáticas observando el muñón de carne que se agolpaba alrededor del agujero del oído. Un problema de nacimiento que Gutiérrez (así se llamaba) llevaba con extrañeza. Años más tarde, cuando se puso de moda el pelo largo, se dejó crecer una melena que ocultaba el defecto. Ya de adultos, nos encontramos en la calle y se había quedado calvo, pero llevaba un implante de silicona que era imposible distinguir de una oreja verdadera.
(Gutiérrez, si lees esto, busca los laboratorios donde las cultivan y ponte ya una de verdad).
La ciencia ha conseguido, de momento, crear huertos de órganos sueltos, como el que colecciona calderilla. Las narices o los párpados son la calderilla del cuerpo. Creo que se cultivan también hígados y casquería en general. Pero el reto, ahora, consiste en colocar un embrión en un tubo de ensayo del tamaño y quizá de la forma de un útero y ver cómo se desarrolla la criatura a la largo de nueves meses artificiales (siempre en el caso de que haya meses naturales).
Me pregunto si este proceso de externalización se podrá ampliar en el futuro a la ansiedad. Significa que quizá podríamos sacar el desasosiego de nuestro cuerpo e introducirlo, por ejemplo, en el de un pollo. Los pollos ya viven bastante agobiados: no notarían un poco más de estrés. De este modo, dejaríamos hueco al marcapasos y a la batería del marcapasos y al pequeño ordenador subcutáneo del que tarde o temprano todos seremos portadores.
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