Opinión | Billete de vuelta

El CNI, tras los pasos de Chencho

Espías adscritos al CNI van a ayudar a Barbón a desenmascarar a los urdidores de la patraña de una moción de censura contra el líder de los socialistas asturianos. Un grupo de agentes especializados en escuchas llegados de Madrid trabaja desde hace días en una investigación que requiere la vista de un lince, el olfato de un oso y el oído de un búho. Buscan a los incautos incendiarios que, de boquilla, intentaron provocar un incendio en la FSA y dinamitar las posiciones de poder del partido mayoritario en esta región, que duerme a pierna suelta la siesta de los benditos en sus apacibles Casas del Pueblo. Se comenta en algunos mentideros que especialistas han llegado incluso a instalar micrófonos en una cafetería próxima al Campo de San Francisco, donde el día de autos supuestamente se reunieron varios militantes díscolos que llevaban bajo el brazo carpetas rojas con las siglas del PSOE. Por si los renegados regresaran al cenáculo.

Gracias a las rápidas y diligentes gestiones realizadas desde el búnker de plaza de España, 6, las pesquisas para identificar a los críticos circulan por buen camino, a la velocidad de un Avril en tiempos de Óscar Puente. Se va estrechando el cerco sobre el cabecilla de la «operación La Chalana», un tipo que responde al alias de «Chencho», apelativo que podría aludir a las chanzas que son habituales en la festividad de los Santos Inocentes.

Parece ser también que, por mediación de Gabriel Rufián, se han sumado al operativo varios mossos d’esquadra avezados en las labores de seguimiento del escurridizo Puigdemont. Si Chencho pretende huir de Asturias, que descarte hacerlo escondido en un maletero. Existe tanto interés en dar con los promotores de la revuelta que hay quien dice que autoridades regionales han contactado, como último recurso, con el comisario Villarejo. Aunque tal vez resultaría más efectivo contratar a Torrente, a Mortadelo y Filemón o a Anacleto.

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