Opinión | El Desliz

Feijóo también quiere conciliar

Una buena noticia, que el PP haya regresado de sus vacaciones en Venezuela para aterrizar en la sala de estar de cualquier familia española. Como diría un tertuliano, los conservadores han «arrebatado» a la izquierda una de sus banderas estrella, la de la conciliación. Desde la oposición se va a atender a uno de los grandes desafíos sociales del momento: aquí y ahora, la que más y la que menos no puede con su vida. Se acabó que cada palo aguante su vela y luego lloremos todos por el descenso de la natalidad. Ha anunciado una ley de Conciliación que incluirá la «lucha» por gratuidad de la enseñanza de 0 a 3 años, incentivos fiscales a la maternidad y acabar con la obligatoriedad de que ambos progenitores deban cogerse sus permisos de forma simultánea las primeras seis semanas tras el nacimiento del bebé.

Cabe recordar que la derecha recurrió la ampliación de la baja paternal ante el Constitucional y que está criticando a muerte la negociación para la jornada laboral de 37 horas, con lo cual estamos ante una auténtica revolución ideológica que el propio Alberto Núñez Feijóo quiso explicar en una entrevista con ‘Vanity Fair’. Ahí habló de la creación de un «banco de horas» y de una futura «jornada flexible» con acuerdos para trabajar nueve horas cuatro días a la semana, cadencia con la que se mostró encantado. Pero al quinto día no descansó la ínclita Esperanza Aguirre, Grande de España, que en la tele le recordó a su jefe lo que le pasó a Churchill, que perdió las elecciones porque la gente prefiere el original progre a la copia, y clamó por las dificultades que las empresas sufrirán para cuadrar plantillas y cuentas con todas estas moderneces de la conciliación.

No siendo Grande de España, yo escucho «banco de horas» y «jornada flexible» y me pongo a cocinar como una loca para congelar tápers. Me veo devolviendo por la noche con intereses tiempo laboral porque los pediatras solo trabajan de mañana, o porque llega otro puente que yo no disfruto y los maestros sí, o porque los niños han pasado al instituto y en la secundaria pública no hay comedor, lo que me ha complicado la vida otra vez. No vendrá un capote a las familias con medidas vagarosas como «un acuerdo entre los agentes sociales», o sea, dejadas a la buena voluntad de los empleadores.

La ley balear que acaba de anunciar el Govern del PP también propone la socorrida «flexibilidad horaria» y la «bolsa de horas», y abrir los colegios en vacaciones, cuando ni se plantea discutir la jornada escolar continua que obliga a gastarse un pico en ludotecas y extraescolares. En el lado de la balanza que pesa las acciones concretas y tangibles, la conselleria de Familias tuvo que devolver a Madrid 1,7 millones de euros del Plan Corresponsables por no haber tramitado ni justificado su uso en programas destinados a favorecer la conciliación. El curso anterior esos fondos perdidos sufragaron las escuelas matinales.

Lo bueno de que incluso el PP se vea abocado a defender políticas activas de conciliación es que el Gobierno progresista recordará que tiene en el cajón la ley de Familias, y que queda mucho por avanzar en esta materia desde un punto de vista feminista, ampliando la baja por maternidad, ayudando a las monoparentales y mejorando las prestaciones a la dependencia, habida cuenta de que el cuidado de los mayores recae sobre todo en las mujeres. Que Feijóo aspire a trabajar cuatro días por semana tampoco me parece una mala idea. Se la compro.

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