Opinión

Una ficción para arreglar el planeta

Han pasado más de cuatro años del confinamiento casi global del coronavirus y la huella que ha dejado en todas y cada una de nuestras vidas sigue patente de una u otra forma. ¿Se han parado a pensar en qué han cambiado desde entonces? También nuestra conciencia social, en el otro extremo, una mirada distinta hacia el todo que integramos, hacia el planeta y su medio ambiente. Conjugando esa mirada interior y esa perspectiva general, una mujer, escritora, pasó los largos días de aislamiento viendo vídeos de cómo se experimenta la vida desde el espacio, desde la Estación Espacial Internacional, y esa fue la materia narrativa que alimentó su novela Orbital, flamante ganadora del premio Booker este 2024. Samantha Harvey no quería hacer una novela política, sino una breve cápsula emocional que recoge la intensidad de la vida de seis astronautas suspendidos en el universo durante 24 horas nuestras, 16 amaneceres y puestas de sol para ellos. Pero es imposible no aterrizar la historia en la actualidad.

Leerla es entender que esos astronautas no están en realidad tan distantes, un invisible hilo umbilical les une a la «madre» Tierra. Y a través de su mirada, su fatigosa y claustrofóbica vivencia se nutre del amor y añoranza que crece en sus corazones cada vez que miran el planeta desde una de las ventanas de la estación y ven sus verdes y azules, sus nubes y su extensión sin fronteras, como el hogar de una única humanidad y no tantas como países, ideologías y guerras.

La novela es una historia de la vida desde el espacio, y ya por extensión, de un puñado de humanos conmovidos por la crisis climática y huracanes temibles que no pueden relativizarse desde la Luna: más bien toman la dimensión exacta que hace aún más urgente la protección de la Tierra.

El premio Booker a Orbital es la última invitación a mirar con otros ojos a los demás, incluso a la cumbre del clima, que estos días discurre con tanto desaliento por lo inalcanzables que parecen sus objetivos, fracaso tras fracaso y en plena regresión de las políticas pensadas para frenar el calentamiento global.

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