Opinión | Inventario de perplejidades

El estilo de Coco Chanel y el PP

En el último libro que publicó el escritor francés Paul Morand recoge algunas opiniones de la famosa diseñadora de moda Coco Chanel, buena amiga suya y con la que escapó de la barbarie nazi cuando Hitler invadió Francia y tomó París.

Entre ellas, destaca esta: «Chanel es ante todo un estilo. Y es que la moda pasa de moda, pero el estilo nunca». Es decir, el estilo es algo espiritual, inmaterial, cíclico y transitorio. Al menos para la moda. Una reflexión tan aparentemente profunda como enigmática y seguramente frívola. Porque, ¿cómo definir lo que en su esencia es indefinible? La cuestión se nos plantea a partir de la exigencia de responsabilidades políticas, y muy posiblemente también penales, a las autoridades que gestionaron mal una alerta por DANA , sin tomar las medidas a las que obliga la ley para enfrentarse a una brutal avenida de agua, que cogió desprevenida a la población con el trágico resultado de 222 muertos y la destrucción total de viviendas, automóviles, comercios, cultivos y puestos de trabajo, cuya rehabilitación llevará años.

La sorpresa por la brutal embestida de un fenómeno meteorológico cuya potencia fue destructiva se vio agravada por la conducta negligente de las autoridades. Muy pronto al estupor que produjo entre los afectados pasar de unas rutinas pacíficas a una especie de apocalipsis en forma de diluvio universal hizo crecer la ira contra él o los responsables de la tragedia; una furia perfectamente justificable que se concentró en la figura del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que no supo explicar dónde había estado y con quién durante 5 horas y media mientras diluviaba. Su negativa a esclarecer el suceso alimentó todo tipo de suspicacias. Lo último que supimos es que parte de ese tiempo lo pasó en la compañía cercana de una periodista a la que le ofreció el máximo cargo directivo de la Televisión semipública de la comunidad autónoma.

Esta actitud proverbial en el partido que fundó Fraga Iribarne, de negarlo todo cuando se ve en desventaja en algún suceso que requiere aclaraciones políticas enojosas, crea estilo, si hemos de seguir las enseñanzas de Coco Chanel. Una conducta que se viene repitiendo desde hace años, casos como el Prestige, el 11-M, el suceso del metro de Valencia, los incendios en Galicia, la financiación del partido en la Gürtel, las armas de destrucción masiva en Irak, casos Bárcenas, Naseiro, Palma Arena, Camps, Nóos, Mercamadrid y otros muchos que harían la lista interminable responden a un estilo, o mejor dicho, a un protocolo.

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