Opinión | Salida de emergencia

No olvidar

Viendo el programa de Salvados impresionaban los testimonios de sus protagonistas que desgraciadamente también lo fueron el pasado 29 de octubre cuando una DANA asoló municipios como Paiporta, Utiel y hasta 76 municipios más, 75 en Valencia, dos en Castilla-La Mancha y uno en Andalucía, y de esos testimonios impresionaba el de esa madre a la que el agua empujaba y ella intentaba salvar su vida y la de su hijo pensando que no sería posible, cuando en el momento necesario una mano apareció y la agarró con fuerza y la salvó de morir.

Así lo contaba y también contaba cómo un mes después su hijo no quería ducharse, el agua le aterra y supongo que le aterrará durante muchos meses porque solo quien vive una situación semejante sabe lo que es el pánico y el pánico no se borra ni siquiera cuando la normalidad llegue a las calles de todos esos municipios afectados.

No había rabia en la mayor parte de esos testimonios, solo dolor e incomprensión al no entender por qué las cosas habían sucedido así, tan mal, como si nadie o casi nadie hubiera estado alerta y como si una comida y el resumen de muchas malas decisiones hubiera empujado al agua con más fuerza y rabia sobre ciudadanos indefensos que lo han perdido todo. O casi todo.

Hay un mantra en esta desgracia y la repiten las personas más afectadas y la repiten lo vecinos que han visto cómo el agua se lo llevaba todo, hasta aquellas manos que no pudieron salvar de la riada, hasta aquellas vidas que se fueron separando de sus padres y seres queridos y es que ellos, nosotros, no somos sabios en eso de las competencias, pero sí lo somos en saber cuándo las cosas se han hecho mal, muy mal.

El Gobierno de la Generalitat no ha hecho bien las cosas, los locos que utilizan las redes para desfavorecernos como sociedad hacen las cosas no mal, las hacen para destruir, y el Gobierno de todos los españoles tampoco las ha hecho bien, porque un mes después hay mucha dejadez en esas calles, mucha desesperación y una brecha incurable hacia todo aquello que significa el poder.

Las competencias, indudablemente, son de unos o de otros y por eso hemos luchado, pero a la hora de sacar adelante a la gente del horror, de la ruina y de la falta absoluta de perspectiva en cuanto a su futuro, no solo inmediato, lo que necesitamos son razones para creer que hay alguien que sí piensa en nosotros por encima de sus intereses partidistas que nada tienen que ver con el niño que huye del agua, con la madre que salva su vida in extremis o con la de aquel padre que pierde la estela de sus niños en una tarde de octubre.

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