Opinión | Error del sistema

Los gritos del mundo

Ya lo dijo García Lorca: «Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo». Hoy, los muros de la prisión de Sednaya, en Siria, aún callan más de lo que gritan. Es tanto el horror que han contenido que cuesta de asimilar. Ya en 2017, un informe de Amnistía Internacional denunciaba ahorcamientos masivos y secretos, desapariciones, torturas y violaciones constantes… La privación de agua, comida y medicamentos eran habituales. Cuando llegaban los alimentos, los guardias los arrojaban al suelo para que se mezclaran con sangre y tierra.

El horror sistemático de Sednaya es la perfecta definición del régimen de Bashar al Asad. El tirano que, ante la petición de más democracia, redobló el infierno. El régimen ha caído por sorpresa y, tan solo 48 horas después de la partida del dictador, sin ninguna garantía sobre el devenir del país, buena parte de los países de la UE —no España— se han apresurado a anunciar la suspensión de los trámites del asilo para refugiados sirios.

Produce sonrojo constatar que algunos de esos países son los mismos que, en julio pasado, enviaron una carta a Josep Borrell solicitando un enfoque más pragmático hacia el régimen sirio. En ella pedían un «retorno seguro, voluntario y digno de los refugiados sirios» a cambio de «garantías de seguridad» por parte de Damasco... Garantías… De Asad… De un régimen responsable de crímenes de guerra y contra la humanidad. Al fin, entonces y ahora, solo buscan librarse de los refugiados. Poco importa su destino. Sea la incógnita actual o el horror anterior.

Esta semana, al abrir las puertas de Sednaya, se descubrieron a niños pequeños. Algunos habían nacido y vivido toda su corta vida en celdas insalubres. Ante los discursos del odio, no está de más recordar esos muros. Tener presente las barbaries de las que huyen tantos refugiados. Si no damos valor a sus vidas, podemos elegir no escuchar sus gritos de auxilio. Ciegos y sordos, ¿cuánto tardaremos en ver crecer los muros a nuestro alrededor?

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