Opinión | Crónicas galantes

Los PIGS levantan el vuelo

A los cerdos les han salido alas: o eso constata al menos el reputado semanario londinense The Economist. Ese medio informativo, liberal y con fama de ecuánime, acaba de conceder a España el título de líder entre las economías de la OCDE que mejor comportamiento han tenido en el año que ahora termina. Y no fue la única. También Grecia e Italia figuran dentro del quinteto de cabeza de la clasificación, frente al modesto desempeño de potencias tradicionales como Alemania y el Reino Unido.

Se trata de una noticia, cuando menos, sorprendente. Los países del sur de Europa llevan tres años consecutivos mejorando sus finanzas, mientras los ricos de toda la vida —que lo siguen siendo— parecen haberse estancado en su progresión.

Las naciones ahora pujantes solían ser motivo de burla y jolgorio, hasta el punto de que se les colgase el apelativo de PIGS. La denominación, probablemente afrentosa, corresponde al acrónimo de (P)ortugal, (I)talia, (G)recia y (S)pain, países incluidos dentro del también llamado Club Méditerranée. Se aludía así a su dependencia económica del turismo y acaso también a la escasa laboriosidad que se les atribuye.

Dado que la palabra inglesa «pigs» se traduce por «cerdos», no queda sino entender que los nórdicos y centroeuropeos titulan de porcino o chacinero el modo de ganarse la vida típico de tales países.

Puede que la Europa opulenta llevase algo de razón al construir ese estereotipo, lo que no quita que lo corrija cuando muda la situación. Es precisamente un medio del Reino Unido -famoso por la objetividad de su prensa- el que estos días corona a España como el primero de la clase entre las economías avanzadas del mundo. Sin desdeñar, además, a los pigs de Grecia e Italia que ocupan el cuarto y quinto puesto.

Poco parecen influir la política y las ideologías en este caso. Gobiernos de izquierda, derecha templada y derecha radical mandan en el sur europeo que, curiosamente, crece al mismo tiempo con pequeñas diferencias. En esto se conoce que los ciclos de la economía van por libre.

Los analistas del Economist atribuyen, por ejemplo, el excelente desempeño de la economía española a la solidez de su mercado laboral y a «los altos niveles de inmigración» que, a su juicio, elevan la actividad del país. Un dato que tal vez incomode a la primera ministra italiana, famosa por la ojeriza a los trabajadores extranjeros que comparte con sus socios políticos en España.

Tanto da, a la hora de hacer cuentas. La España de Sánchez y la Italia de Meloni destacan parejamente en crecimiento económico, por distintas que sean las políticas de sus gobernantes en materia de inmigración o cualquier otro aspecto.

Una gastada expresión inglesa alude a la imposibilidad de que los cerdos vuelen; pero ya se sabe que para todo hay excepciones. No hay más que ver el caso de los otrora malfamados «pigs», que este año y los anteriores han levantado el vuelo contradiciendo todas las leyes de la fauna y aun las de la economía.

«Es más fácil ver un cerdo volando sobre el Bernabéu a que yo rectifique», dijo en cierta ocasión un entrenador galés del Real Madrid. No hará falta recordar que fue destituido al día siguiente. Son mala cosa los prejuicios.

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