Opinión | Artículos de broma

Las tramas de la vieja serie

Los esquivos comparecientes vuelven a dar canutazos en medio del corro. Dicen confiar en la Justicia, sin motivo para ello, y alguno confiesa, sin vergüenza, sus ganas de deponer (y ante un juez, con lo que impone).

Se estrena una nueva temporada de la vieja serie de las mismas mil y una noches que nos vienen contando desde los ochenta, cuando la política democrática se enrolló con la prosperidad económica en una pasión que no se extingue. Década tras década, se siguen empotrando dentro de la penumbra y fuera de agenda; allí se ven y allí se matan, toma, toma, pumba, pumba.

Regresan las historias con los nuevos empresarios que, prestidigitando con mascarillas, brotaron en la pandemia -hay que confiar en los empresarios, por el mero hecho de serlo, también en los de toda la vida, que provocan catástrofes- vuelven las tramas con los intermediarios de escopeta que ven África desde el punto de mira y se camuflan de bosque para matar leones en la sabana y retornan los giros de guión con los comisionistas cariñosos -de subsecretario para arriba hasta donde rompa la cadena- que emplean familiares en primer grado y enamoran novias en serie porque tienen mucho amor que dar.

Volvemos a escuchar y a leer la oratoria del tiramantero, emprendedor y cómplice en el mismo acto, quien acudió el primero, a punta de gas por la autopista de peaje del tráfico de influencias, la mañana en que llegaron estos. Lo va a contar todo, se van a enterar, caiga quien caiga, que tiene la nube de internet a punto de descargar una dana de selfis comprometedores y una algarabía de mensajes de wasap que matan al pez gordo que muere por la yema de los dedos.

La gotosa pesadilla de esa corrupción que producen las cenas abundantes está hecha, década tras década, de los mismos sueños: un casoplón en el Puto Centro y un chalé en la Costa del Sol. No avanzamos ni en las compensaciones del delito, ni en ampliar las ambiciones que favorecen ese abuso de poder que es agresión fiscal , esa colaboración público-privada tan privada.

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