Opinión
Adivine cómo queda el ‘caganómetro’ de 2024
En un pequeño reducto de investigación, desarrollo e imaginación (I+D+I), a las afueras de Torroella de Montgrí (Girona, 12.421 habitantes) están de enhorabuena. Este año han fabricado un récord de 223.000 caganers, la pequeña y famosa figura del tradicional pesebre catalán. Han pasado 32 años desde que la familia Alòs decidiera convertir esta escatológica figura en un producto de masas que ya ha merecido atención por la prensa internacional. Marc y Sergi Alòs, los hermanos herederos del negocio, confiesan que los resultados han superado los objetivos. A un precio que ronda entre los 15 y los 25 euros por figurilla, hechas de barro, tienen un ejemplar condicionante social: las elaboran los presos de la cárcel de Figueres.
Caganer.com, como se llama la empresa, tuvo su gran momento de expansión durante la pandemia, cuando los hermanos Alòs decidieron abrir las primeras tiendas en Barcelona aprovechando la caída de los precios de alquiler. Hoy cuentan con cinco en la capital catalana, otra en Bilbao y otra en Madrid. El 90% de las ventas siguen realizándose en Catalunya. Las ventas a través de la web empiezan a crecer. Esto les está permitiendo generar nuevas figuras y más internacionales. El caganómetro, una especie de barómetro de popularidad, ofrece este año una mayor demanda del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y del futbolista del FC Barcelona, Lamine Yamal, que se une a un clásico de ventas: Leo Messi. Hasta Gollum —el histriónico personaje de El Señor de los Anillos— y la cantante Taylor Swift tienen su figurita.
En tiempos de Elon Musk (y Trump), de debates intensos y eternos sobre los efectos de la inteligencia artificial en la evolución de los negocios, y de la renovada e impredecible ingeniería financiera, aún quedan momentos para que empresarios de toda la vida puedan pensar en generar empleo y crecer con las ideas más sencillas. Para los Alòs y tantos pequeños empresarios como ellos en sectores más o menos tradicionales, complicarse la vida forma parte de su esencia. Se enfundan su traje de faena luchando contra esos molinos de viento que se llaman burocracia o ministras de Trabajo, la miembro del partido comunista Yolanda Díaz, cuyo único objetivo parece ser que trabajemos menos y peor, haciendo la vida imposible a quien quiera crear empleo. Al menos, desde el Ministerio de Economía, hay signos de sensatez para pararle los pies.
Que España haya creado 500.000 empleos en 2024 es una gran noticia. Turismo, comercio y sector público tiran de una economía donde cuatro de cada diez empleos son para migrantes que trabajan en puestos muy diversos: desde la ganadería hasta empresas tecnológicas de alto valor añadido. Desde antes de la crisis financiera y económica iniciada en 2008, nunca se había llegado a tasas de paro tan bajas (11,21%). El viento llega de popa a pesar de los pesares. Solo falta ganar valor (para poder pagar mejor) y cuidar mejor a quien crea y fabrica para evitar fugas de talento e inversión. No sea que Caganer.com y otros acaben hartos de querer crecer.
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