Opinión | Salida de emergencia

Cincuenta años después

El anuncio por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de celebrar a lo largo del año 2025 un centenar de actos por los 50 años de la muerte de Franco bajo el lema «España en libertad» no ha podido sentar peor, ni levantar más polvareda entre partidos de un lado y otro de nuestro arco parlamentario e ideológico, que acusan a Sánchez de oportunista y de no sé cuántas cosas más, como si realmente él se hubiera inventado a Franco o como si España no hubiera vivido bajo el yugo de una dictadura durante 40 años.

Entre las cosas que hemos leído y oído ha habido un poco de todo, algunas más salerosas, otras bañadas de un rancio abolengo de esa España que todavía suspira por la vuelta del dictador o que al menos parecen añorarlo y pretenden que su recuerdo sea limpio y soleado como un día de primavera. No sé si lo de Sánchez se puede tildar de oportunista, por qué no, en política todo lo que hace tu oponente, que no debiera ser tu enemigo, se puede tildar de oportunista, pero de ahí a pensar que es mejor dejar cuarenta años de la historia de España enterrados bajo cinco losas, permitiendo que solo aquellos que hacen apología del franquismo tengan derecho a hablar de ese momento de nuestra historia, es del todo imprudente y cuando menos bastante necio, porque si algo estamos viendo en Europa y en América es el renacer de ideologías de extrema derecha que tienen en personajes como Franco o Mussolini un espejo en el que mirarse, haciendo añicos poco a poco todo un crisol de libertades y solidaridad que entre todos hemos construido.

A mí no me asusta que se organicen actos para recordar nuestra libertad y lo que como país hemos conseguido desde la muerte del dictador, que son muchas cosas y la mayor parte de ellas buenas, muy buenas, lo que sin embargo me preocupa, y también asusta, es la forma visceral que algunos de nuestros representantes políticos tienen de expresar su oposición a algo que debiera ser inherente a la propia democracia: defenderla y salvaguardarla de todo aquello que supone un ataque a sus valores, valores que a algunos parecen molestar sobremanera y que incomprensiblemente hace que de su boca estallen palabras que buscan blanquear la dictadura y golpear a la democracia insinuando que quien proclama su libertad solo busca un salvoconducto para huir. ¿Y si así fuera? ¿Acaso eso hace mejor al dictador?

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