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PEDRO FEAL
El año más caluroso
Los enormes incendios de la ciudad de Los Ángeles en California, que han devastado más de catorce mil hectáreas y destruido miles de edificios, incluidas las mansiones de varios artistas famosos, aparecen en nuestras pantallas de televisión como secuencias de una película catastrofista de las rodadas precisamente allí mismo, en Hollywood. Un filme, podríamos imaginar, en el que la Naturaleza se revuelve con toda su fuerza contra una humanidad que la degrada sin cesar, simbolizada por esas celebridades cuyas casas son arrasadas por las llamas; en el propio país, además, en el que dentro de pocos días será entronizado como jefe de Estado un político abiertamente negacionista del calentamiento global.
Y, sin embargo, este calentamiento del planeta es cada vez más evidente. Como se venía temiendo desde hace meses, el pasado año 2024 acaba de ser confirmado por el servicio de cambio climático Copernicus, de la Unión Europea, como el hasta ahora más cálido de la historia a escala mundial desde que hay registros, y además, como el primero en el que la temperatura media rebasó en más de 1,5 grados centígrados la de la era preindustrial. Concretamente, alcanzó los 15,10 ºC, lo que representa 0, 72 grados más que en el período 1991-2020 y 0,12 grados más que en el año 2023, que hasta ahora ostentaba el récord. Todos los meses superaron el límite de 1,5 ºC, excepto julio; y agosto empató con el mismo mes de 2023 como el mes más caluroso de la historia.
También la temperatura media de la superficie del mar ascendió a máximos históricos, alcanzando la cifra de 20,87 ºC, más de medio grado más que la media del período entre 1991 y 2020. Como consecuencia, se incrementó el nivel de vapor de agua en la atmósfera, lo que sumado a las altas temperaturas globales ha dado lugar a la formación de fenómenos climatólogicos extremos con lluvias torrenciales e inundaciones como las de la DANA que asoló Valencia en octubre.
Mantener menos de un 1,5 ºC de aumento en la temperatura media planetaria era justamente el objetivo que la comunidad internacional se había fijado en la Conferencia del Clima de París de 2015, y que ahora ha empezado a incumplirse. Una gobernanza mundial presidida por administraciones negacionistas como la de Donald Trump (2016-2020), o la de Putin en Rusia —que además inició en 2022 la guerra de Ucrania que supuso un frenazo en la lucha contra el calentamiento global— ha contribuido a ello. Los científicos aseguran sin embargo que el verdadero trastorno se producirá cuando se alcancen los 2ºC de aumento, y que todavía hay margen para evitarlo. Así lo ha manifestado Carlo Buontempo, director del servicio del cambio climático Copernicus, en la presentación de su informe, con unas palabras que no necesitan comentario: «La humanidad es dueña de su destino… El futuro está en nuestras manos: una acción rápida y decisiva aún puede cambiar la trayectoria de nuestro clima» en el porvenir. Ciertamente, la toma de posesión de la Presidencia de los EEUU de nuevo por parte de Trump no augura un giro favorable a la causa climática, pero por desgracia la evidencia de los desastres provocados por la falta de una política ecológica decidida quizás acaben por provocarlo.
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