Opinión | Artículos de broma

El nuevo optimismo

De niño tuve sensaciones como la que vivió Siria hace un mes, cuando cayó el gobierno de Al-Asad y se despertó la alegría de despedir lo malo a la espera de algo peor. En Afganistán pasó hace tres años con el regreso de los talibanes, que ahora tienen presa a la mitad de la población por su sexo femenino bajo el género del burka. El nuevo optimismo es la alegría de que todo va a ir peor porque se avanza en el retroceso y los mecanismos funcionan al revés.

En España se confía en que las causas judiciales tengan efectos políticos y por eso la oposición se judicializa con todo optimismo. En Estados Unidos, que va por delante en ir hacia atrás, el mecanismo está tan invertido que Donald Trump será el primer presidente convicto, lo que consagra el poder del delito y legaliza la impunidad. Un jurado popular lo consideró culpable de 34 delitos relacionados con falsedad contable por comprar bajo cuerda en 2016 el silencio de una actriz porno con la que tuvo una aventura. (Como me diría Netflix: «Cien por cien para ti: sexo, dinero, delitos»

El Trump convicto tiene mérito histórico. Como ciudadano, no le pasa nada que no le suceda a uno de cada cinco estadounidenses, pero es el primero en la historia que va a la Casa Blanca en lugar de ir a prisión. Como ciudadano sí hay que reconocerle una distinción: casi el 40% de ese uno de cada cinco convictos y exconvictos son afroamericanos (aunque los negros son solo el 13% de la población general). Trump es el primer ciudadano que llega a presidente de Estados Unidos con antecedentes penales y sin haber sido negro en ningún momento de su vida. En términos penales eso deja atrás el avance que consiguió Barack Obama en términos raciales.

Trump razona al revés lo que pasa en España cuando se pretende que las causas judiciales tengan efectos políticos. El pueblo sabía de sus problemas legales y votaron, dice, y confirma la superimpunidad que sintió en su primera campaña cuando declaró que «podría disparar a gente en la 5 Avenida y no perdería votos». De momento, le apetece comprar Groenlandia y allí hay gente alegre ante lo peor.

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