Opinión

Alvedro necesita un nuevo impulso

Un avión, en el aeropuerto de Alvedro. |  La Opinión

Un avión, en el aeropuerto de Alvedro. | La Opinión

El aeropuerto de Alvedro firmó en 2024 el mejor diciembre de su historia. En ese mes, más de 105.000 personas utilizaron sus instalaciones, lo que supone un 6,4% más que en el mismo período del año anterior. Gracias a este tirón de última hora, el aeródromo coruñés consiguió cerrar el ejercicio por encima de los 1,2 millones de usuarios.

Sin embargo, estos datos, que podrían parecer muy positivos, esconden una realidad muy diferente, ya que Alvedro todavía no ha conseguido igualar las cifras de movimientos, ni de personas ni de aviones, que registraba en 2019, antes de la pandemia. Según las estadísticas publicadas por Aena, los vuelos cayeron un 5,9% en comparación con 2023 y hasta un 15,8% con respecto a los que se registraban en el año 2019.

Y es que este parece ser el problema que lastra el desarrollo del aeropuerto herculino. Ahora mismo, los vuelos que operan desde la terminal coruñesa rozan todos ellos una ocupación del 100%. Esto refleja de un modo muy claro la aceptación de las rutas, pero también supone que no puede haber margen de mejora si no se amplía la parrilla de destinos y, también, la de frecuencias.

El mayor volumen de viajes corresponde a la conexión entre A Coruña y Madrid. Casi 800.000 personas realizaron este recorrido durante el pasado año, lo que supone más del 62% del total de desplazamientos que se registraron en Alvedro. Las razones para la relevancia de esta ruta son varias, pero una de ellas, indudablemente, son los viajes de negocios. Las compañías permiten ir y volver en el mismo día debido a sus horarios de primera y última hora del día, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes tienen que desplazarse a la capital de España por trabajo.

Por ahora, el tren de Alta Velocidad todavía no se ha convertido en una alternativa real al avión. Ni por el número de enlaces que operan desde A Coruña ni por los horarios ni, por supuesto, por los tiempos del desplazamiento. Sin embargo, es cierto que, en un futuro no demasiado lejano, esta situación cambiará, lo que puede poner en jaque el futuro de Alvedro.

Para A Coruña y para Galicia, es fundamental que los tres aeropuertos trabajen de forma conjunta si quieren, en algún momento, convertirse en una alternativa a las instalaciones de Oporto. Entre A Coruña, Santiago y Vigo rondaron los seis millones de pasajeros, muy lejos de los 16 que se estima (a falta de los datos de diciembre) que pasarán por la terminal portuguesa de Sá Carneiro.

Aquel intento de la Xunta de poner en marcha un comité de coordinación entre los aeródromos gallegos, buscando incluso la especialización de las terminales, nunca llegó a funcionar debido, fundamentalmente, a una visión muy localista por parte de los responsables políticos, más preocupados en conseguir nuevos destinos para los aeropuertos de su ciudad que en analizar cuáles son las necesidades de los ciudadanos para intentar cubrirlas y atenderlas.

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