Opinión
Trump encuentra en Tusk al perfecto europeo
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece haber encontrado en su tocayo polaco, Donald Tusk, el hombre que necesita para intentar convencer a los europeos de que gasten en defensa más del doble que hoy.
En el primer ministro polaco y también en el nuevo secretario general de la OTAN y ex jefe del Gobierno holandés, Mark Rutte, que está haciendo más méritos incluso que su predecesor, Jens Stoltenberg, para complacer a Washington. Si anteriores gobiernos estadounidenses parecían contentarse con que los aliados europeos llegaran al 2 por ciento del PIB en gasto militar, algo que la mayoría ni siquiera cumple, ahora la ambición es alcanzar hasta un 5 por ciento.
¿Amenazará Washington con retirar su escudo de defensa del territorio europeo si los aliados siguen mostrándose remolones a la hora de afrontar el gasto militar que les reclama? Polonia, uno de esos países elogiados por el ex jefe del Pentágono y conocido halcón Donald Rumsfeld como parte de la que él llamaba “nueva Europa”, contraponiéndola a la “vieja” y desgastada Europa (Francia, Alemania y otros), se aproxima ya a ese porcentaje de su PIB. Como también algunos países bálticos que, por su proximidad geográfica a Rusia y por su conflictiva historia con el gran y poderoso vecino son los que más parecen temer al oso ruso. La propia presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, de la que se dice que ambicionó en algún momento la secretaría general de la OTAN y actúa a veces como si realmente la ocupara, cifra en 500.000 millones de euros lo que la UE necesita gastar en defensa en los próximos diez años.
La titular alemana de Exteriores y conocida atlantista, Annalena Baerbock, afirma que “ahora es el momento de salvar a Europa” y quiere que su país invierta también más en defensa, en lo que coincide con su compatriota y ministro del ramo, el socialdemócrata Boris Pistorius.
Y no deja de ser significativo que von der Leyen designase a un primer comisario europeo de defensa y que el cargo recayese en el ex primer ministro lituano Andrius Kubilius o que la ex jefa del Gobierno estonio (siempre la Nueva Europa) Kaja Kallas, haya sustituido a Josep Borrell al frente de la Política de Exterior y de Seguridad Europea.
Europa parece haber abandonado para la solución de su actual conflicto con Rusia en torno a Ucrania el viejo y acreditado arte de la diplomacia y sólo apuesta por reforzar su industria militar y sus ejércitos.
Y el corolario es que, de persistir en esa línea, los gobiernos europeos, cada vez más alejados de las preocupaciones de sus ciudadanos, no tendrán más remedio que emitir eurobonos o sacar ese dinero de otras partidas como el gasto social: es decir, las inversiones en sanidad, educación o jubilaciones. ¡Y luego dirán que avanza en todas partes la extrema derecha!
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