Opinión | Un minuto

Maltrato a los mayores

Cómo me encorajina que se vaya al traste la compañía aseguradora de miles de funcionarios, de algunos que me son familia y a otros los conozco, y que se salvan si son derivados, en medio de incertidumbres, a otros servicios y médicos.

Se acrecienta esta preocupación mía cada vez que me entero de deficiencias en la atención a nuestros mayores. Por lo duro y clarificador copio el encabezamiento de una información aparecida en este diario el reciente 2 de febrero: «Cada 15 minutos muere en España una persona dependiente sin haber podido acceder a las prestaciones que recoge la ley. Sólo en 2024, más de 35.000 ciudadanos fallecieron esperando una ayuda para poder ser atendidos en casa, una plaza de residencia o un cambio de grado».

La información a que me refiero acaba escribiendo que «la Administración abandona a los mayores, que después de haber trabajado y cotizado toda su vida, no tienen los cuidados necesarios para vivir dignamente». Qué lejos estamos de aquellas propuestas evangélicas: «–Con la medida con que midáis seréis medidos, y aún se os añadirá con creces» (S. Marcos 4, 24). Y también de esta otra cita: «–Dad, y se os dará, una medida buena, apretada, colmada, rebosante echarán en vuestro regazo…» (S. Lucas 6, 38).

Pero no se trata de una cuestión de caridad o de beneficencia, sino de pura y estricta justicia.

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