Opinión

¿Cónclave para Abascal?

Este fin de semana se celebra en Madrid un cónclave de Patriotas, el partido que tras las últimas elecciones europeas tiene el tercer grupo en el Parlamento de Bruselas y que desde hace poco preside Santiago Abascal. Esta será su cumbre y quiere que sea también su consagración, porque con ella tanto el líder de Vox como sus socios europeos pretenden que adquiera una mayor proyección pública y más peso político. Y hay tres razones que lo pueden hacer posible.

La primera es que la derecha populista cree que la victoria de Trump en Estados Unidos cambiará el sentido de la historia y tendrá consecuencias en Europa. Por eso el slogan de la cumbre, MEGA (Make Europe Great Again) es la transposición del MAGA (Make America Great Again) de las campañas de Trump. Y los grandes presidentes americanos —desde Rooselvet a Obama, pasando por Kennedy, Nixon y Reagan— han ejercido una gran influencia en el mundo y en Europa. Ahora puede pasar lo mismo con Trump. Y Abascal —no lo olvidemos— fue el único político español invitado a su toma de posesión. Trump puede ser algo así como un dividendo extraordinario para la extrema derecha europea y para Abascal.

La segunda es que España siempre mira a Europa. La Transición fue posible porque nuestra economía necesitaba el entonces Mercado Común y los políticos que venían del franquismo —desde los azules Fraga, Martín Villa y Adolfo Suárez hasta los “propagandistas católicos”, Marcelino Oreja y Landelino Lavilla— sabían que el precio era la democracia. Y el PSOE de Felipe González fue el partido hegemónico de la izquierda, con la asistencia de Willy Brandt y de muchos dirigentes socialistas europeos al congreso del Meliá Castilla, de 1976. ¿Ahora puede tener un efecto algo parecido la presencia en Madrid para arropar a Abascal del primer ministro húngaro. Viktor Orbán, de Marine Le Pen y de Geert Wilders, cuyo partido domina el Gobierno holandés? Quizás.

Patriotas tiene 84 escaños de los 720 del Parlamento Europeo y es el tercero de la Cámara, detrás de los populares (188) y los socialistas (136), pero delante de los liberales y los verdes. Y si le sumamos el segundo grupo populista, los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), cuya política más conocida es la primera ministra italiana Giorgia Meloni, suman 162 y serían el segundo grupo. Delante de los socialistas. La diferencia entre ellos es que Meloni es más flexible, pero en la anterior legislatura Vox estaba con Meloni. Y si les añadimos los más extremistas de Europa de las Naciones, cuyo núcleo es Alternativa para Alemania, que Elon Musk ha dicho que es la única capaz de frenar la decadencia alemana, los diputados de extrema derecha en el Europarlamento sumarían 194 escaños. Serían el primer grupo, por delante incluso del PPE.

La extrema derecha pesa hoy más y en el Consejo Europeo de los 27 habrá ya —cuando se confirme el nuevo gobierno austriaco— siete jefes de gobierno de la derecha populista. Poca broma. Y los banderines de enganche son el freno a la inmigración, el euroescepticismo (en distintos grados), el nacionalismo fuerte y el rechazo a la cultura woke, en la que incluyen no solo extravagancias sino muchas reformas progresistas.

La tercera razón es que Vox ya está subiendo en España. Fue el tercer partido en las legislativas del 2023 y las últimas encuestas dicen que hoy sacaría más votos y más diputados, al aumentar su ventaja sobre Sumar y lograr el tercer puesto en más provincias. Pero hay problemas. Abascal es Abascal. Parece más prehistórico y más alérgico a la modernidad que Marine Le Pen o Giorgia Meloni. Además, aquí muchos inmigrantes son latinoamericanos. Tienen la misma lengua, no van a las mezquitas y generan menos reacciones adversas.

Habrá que profundizar más en las razones del auge de la extrema derecha. Hoy, dos apuntes. La globalización ha cambiado todo. Los chinos han salido de la miseria y fabrican coches eléctricos, lo que contiene los salarios europeos y americanos. Y muchos asiáticos y subsaharianos, en cuyos países la población crece mucho, han emigrado a Europa —que envejece— para vivir mejor. Europa no es hoy viable sin inmigrantes, pero a bastantes europeos la convivencia con ellos les resulta una medicina demasiado amarga.

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