Opinión | Ver, oír y gritar

Patriotismo cerril con ánimo de lucro

Los individuos de la cumbre de la alianza política de ultraderecha, Patriotas por Europa, según se llama por lo visto, han sacado pecho en Madrid para lanzar sus bombas verbales de la peor especie. El líder de Vox, Abascal, cuestionado por el dimitido García-Gallardo, ejerció el papel de anfitrión y allí estuvieron los ejemplares de la flor y nata de este tipo de formaciones políticas. Los aprendices de Trump halagan a este hombre, y el presidente-magnate les lanza golosinas desde la Casa Blanca.

Menos mal que los salvadores de la civilización occidental, con ánimo de lucro, están ahí para combatir la supuesta destrucción con su catecismo cristiano, que consiste en dar cuatro patadas a los inmigrantes. En negar la persistente violencia machista o el cambio climático que nos acosa como consecuencia de la destructiva acción humana sobre nuestro planeta. Evidentemente, el tema de la inmigración ilegal exige políticas que contribuyan a mejorar la situación en los países de origen y en los demás lugares.

Los defensores a ultranza de los beneficios más elitistas se permiten el lujo de «despreciar» los intereses de las multinacionales, de las grandes tecnológicas, y de pretender beneficiar cínicamente a los ciudadanos. Por supuesto, la Corte Penal Internacional es un nido de víboras que persigue al primer ministro israelí, Netanyahu, ese pobre angelito que vela por la salud de los inocentes de la Franja de Gaza.

El patriotismo de Carnaval canta chirigotas infumables e incluso denuncia la censura en Europa. Es lógico que estos falsos gurús de las libertades, de los derechos y de la justicia, pongan el grito en el cielo cuando alguien cuestiona las falsas noticias, la desinformación y la intoxicación de los pseudomedios. De ellos se nutren. Toman el nombre de Dios en vano, incumpliendo uno de los mandamientos de las tablas de la ley que tanto dicen defender, y quieren ganar terreno aprovechando la corriente del trumpismo. Las ideas de la libertad que esgrimen son capaces de poner la soga en el cuello de la mayoría. Y se erigen como el futuro de Europa. Aquí, gracias al caldo de cultivo que organizan la crispación y el barro que genera el PP, avanzan paso a paso.

Advierten que la economía europea se hunde por culpa de Bruselas, como ocurre en nuestro país, que chuta fuerte y mete goles en favor del progreso social con el Gobierno de coalición. Ahora bien, los dueños de esa alianza llevan razón al cuestionar un asunto. El dinero destinado a Ucrania, en una guerra sin esperanza. Aun así, no vale que lo digan quienes exhiben espíritu bélico y ven en las guerras una oportunidad de negocio y de imposición al vecino. A este respecto, Europa quiere rearmarse con el pretexto de las acusaciones de Trump y de las amenazas rusas, en una reedición de la Guerra Fría.

Financia Bruselas el aumento de los arsenales porque, se dice, es preciso reaccionar e imponer respeto. Tiene su lógica si es honrada la actitud ante la amenaza de guerra comercial de ese personaje. Cierta es la necesidad de ganar autonomía frente a Estados Unidos en sus vertientes diversas. Militar, comercial e industrial. El gasto europeo en defensa ha aumentado considerablemente, alcanzando los 326.000 millones de euros en 2024. No obstante, más de uno puede creer que la mejor defensa no es un ataque, sino arreglar los problemas de la gente de a pie en primer lugar. Redistribuir parte del dinero de los presupuestos de la UE, desde las partidas de agricultura, pesca o fondos estructurales hacia inversiones militares, es como tener un cañón defensivo y no poder comer suficientemente. Ir en alpargatas y con chaqué de tienda de disfraces.

Sánchez, ahora mismo, no apoya crear este fondo para gasto militar alimentado con deuda europea. Gastar mejor es una de las claves sin perder de vista la competitividad, el desarrollo tecnológico y la creación de empleo. Washington pretende dividir al amenazar a España con un 100 % de aranceles, mientras la Italia de Meloni salvaría el pellejo por ser simpatizante del peligro público número uno. ¡Trump! La Comisión Europea está preparada ante cualquier agravio e impondrá aranceles, si fuesen precisos, a muchos productos de todos los sectores de la economía estadounidense.

Provocar crisis, recesión y un desorden mundial debe de ser la intención del «macho alfa de la manada de gorilas», a juicio del eurodiputado de la derecha, González Pons, quien por una vez tuvo razón en lo que dijo. La calidad democrática y los derechos civiles se evaporan al máximo con el megalómano neoyorquino del siglo XIX. Y los «salvadores» de la civilización occidental toman nota para llevar a efecto sus recetas en contra de un buen número de sus propios votantes. Es la última moda y a eso aspiran.

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