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Madrid: ¿Trump, punto de inflexión?

La nueva presidencia de Trump será un punto de inflexión de la historia. Llamó a Zelenski dictador y el viernes le acusó en la Casa Blanca de «jugar con la tercera guerra mundial». Dice que pondrá a Europa tarifas arancelarias del 25% y quiere desentenderse del pacto de la OTAN, que protege a sus países de cualquier agresión exterior. El nacionalismo y proteccionismo de Trump forzarán a Europa a subir el gasto militar para garantizar su seguridad, y a unificar más la política económica y comercial.

La UE deberá tomar decisiones con rapidez y la política interna de los países también tendrá que adaptarse. Y en España pondrá en jaque mate las políticas de bloque contra bloque de los últimos años. El primer reto será aumentar el gasto militar. España está lejos del mínimo del 2% e inevitablemente tendrá que subirlo. No será fácil para ningún país, porque los presupuestos están muy ajustados o en números rojos. Y en España será más complicado porque Sumar —que no es un aliado, sino un socio del Gobierno— ya ha dicho que no quiere más gasto en defensa, sino más gasto social.

La vicepresidenta Yolanda Díaz lo ha explicitado y hay que creerla, porque Sumar ya ha dado fehacientes pruebas de insolidaridad gubernamental. Cuando el Gobierno aprueba una nueva subida del salario mínimo, su vicepresidenta no puede abogar, en la rueda de prensa posterior, por elevar el mínimo exento del IRPF para que ningún beneficiario deba pagar a Hacienda. La decisión es del Consejo de Ministros y la vicepresidenta tenía que plantearlo allí. Y acatar la decisión. O dimitir. Pero no hace ni lo uno ni lo otro. Claro, Sánchez no quiere romper y silba cuando dos vicepresidentas se abroncan en público. Y 15 días después seguimos igual. ¿Puede pasar algo similar con el gasto en defensa, cuando todos los gobiernos europeos tendrán la misma patata caliente? No, España no puede permitirse ser un socio de tercera de la UE.

Además, el irrealismo de Yolanda Díaz es descomunal. Quiere reducir la jornada laboral a 37,5 horas, una decisión relevante. Por ley y al margen de la negociación colectiva. Y afirma que el ministro de Economía, que quiere modular la reducción, es «una mala persona». Y Sánchez silba de nuevo y lo deja pasar, sabiendo que no pasará. Primero, porque la concertación social que Yolanda exhibe exigiría —como cuando la reforma laboral— el acuerdo de la CEOE. Segundo, porque afectará negativamente a muchas pymes y sectores y no hay mayoría para aprobarla en el Congreso. Yolanda, en caída libre en las encuestas, solo quiere proclamar que solo ella es la izquierda.

¿Puede pasar lo mismo con el gasto militar? Todo, incluso el contorsionismo de Sánchez, tiene límites. Ante Europa no podrá silbar, pero tampoco quiere prescindir de Sumar. Una ecuación sin solución. Salvo ruptura. Interna, con Yolanda y se acaba la fiesta. O externa, con Bruselas y…

Pero Feijóo incluso puede sufrir más. La política del PP reposa en un pacto posterior con Vox para la investidura. Pasó en muchas autonomías y así dicen todas las encuestas que debería hacerlo para llegar al Gobierno del Estado. Pero en toda Europa el intervencionismo de Trump y Musk está llevando a que los partidos de centro-derecha reafirmen el cordón sanitario a la extrema derecha. Pasa en Alemania, donde a Merz, ganador de las elecciones, ni se le pasa por la cabeza pactar con la AfD y trabaja una coalición con los socialdemócratas del SPD. Y en Austria, donde pese a un fracaso inicial que estuvo a punto de llevar a un gobierno presidido por el líder de la extrema derecha —el primer partido en las últimas elecciones— al final se ha llegado a un pacto para una coalición centrista de populares, socialistas y liberales.

¿Puede Feijóo tener como único horizonte —salvo el milagro de una mayoría absoluta— una coalición con Vox, en contradicción total con lo que quieren en Viena y en Berlín? Sánchez predica «el muro» contra la derecha reaccionaria y Feijóo no quiere pactar nada con el PSOE «sanchista», porque —dice— que ya no es constitucionalista. Vale, pero la cohesión europea frente a Trump hará cada día más difícil que los aliados en Bruselas —el PP y los socialistas— sean enemigos mortales en Madrid. ¿Cuánto tardarán en admitirlo Sánchez y Feijóo?

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