Opinión | Shikamoo, construir en positivo
Mujeres: avances claros, retroceso posible
Buenos días, queridos y queridas. ¿Qué tal están? Pues ya ven, aquí seguimos, un día más. Una jornada que, como todas las demás, tiene sus particularidades. Su idiosincrasia específica, en la que nos fijamos especialmente y que marca que en la columna sea propicio abordar, por su actualidad, una u otra cuestión. Y hoy no hace falta que les cuente que celebramos el Día Internacional de la Mujer, que en esta edición de 2025 tiene como lema Acelerar la acción para lograr la igualdad para las mujeres y niñas en toda su diversidad: Derechos, igualdad y empoderamiento, centrado en la importancia de adoptar medidas rápidas y decisivas para lograr una efectiva igualdad de género. Pero, paradójicamente, todo ello en un tiempo en el que muchos de los planteamientos y logros de años anteriores son puestos en tela de juicio por una vuelta atrás ideológica que gana adeptos en muchos países, y que desde luego está haciendo que no sean pocos los gobiernos cuyo viraje hacia posiciones más conservadores o tradicionalistas —siempre interesadas— compromete tal paradigma de igualdad real.
¿Es usted de los escépticos sobre las políticas que buscan afianzar la igualdad real entre mujeres y hombres? ¿O acaso tiene usted que ver con las empresas y colectivos que, bajo el paraguas de los nuevos vientos ideológicos, están cambiando sus principios a velocidad de vértigo y revirtiendo buenas prácticas al respecto? ¿Cree, como alguno se atreve a aseverar en sede parlamentaria, que esto de proteger especialmente, reivindicar y apoyar a las mujeres es una tontá de esas que nos inventamos algunos y algunas para tener un minuto de gloria o para vivir del cuento? Pues entonces lamento que sea así, porque el hecho objetivo y palmario con datos inequívocos en la mano es que ser mujer, a nivel general, sigue siendo un factor de riesgo claro para ser pobre, para convertirse en población vulnerable y para, en definitiva, vivir peor. Es por ello que la igualdad de género no es solamente un derecho humano básico sino que, en palabras de Naciones Unidas, su logro tiene muchísimas consecuencias socioeconómicas, de forma que el empoderamiento de las mujeres impulsa economías prósperas, la productividad y el crecimiento. Pero aun así, ténganlo claro, las desigualdades de género siguen estando fuertemente arraigadas en la sociedad.
Es por ello que hay que perseverar en las políticas de igualdad, pero también existen motivos para la esperanza y la alegría. Hoy, aún con la mirada puesta en la involución que viene de determinados contextos políticos y sociales, una mirada retrospectiva invita al optimismo. Fíjense en la evolución clara en sólo un lustro.
El 90 por ciento de los países miembros de Naciones Unidas indican que han reforzado sus leyes para abordar la lucha contra la violencia de género, frente al 83 por ciento hace cinco años. Asimismo, el 79 por ciento de los Estados —frente al 70 por ciento en 2019—, notificaron iniciativas dirigidas a fortalecer los sistemas de protección social, en particular de la mujer. El 70 por ciento de los Estados miembros centraron sus medidas en el acceso de las niñas a la educación, cuando cinco años antes este porcentaje era del 61 por ciento. Y, asimismo, el 38 por ciento de los países informaron de la adopción de medidas para prevenir e investigar casos de violencia contra las mujeres en la vida pública, mientras que en el año 2019 esta cifra era de la mitad.
De igual manera, el 48 por ciento de los Estados han tomado medidas, un diez por ciento más en comparación con 2019, para aumentar el acceso de las mujeres a los medios de producción básicos, tales como la tierra, el agua y la energía. El 43 por ciento de los países manifestó haber adoptado enfoques sensibles al género en la acción humanitaria y las respuestas a las crisis, frente al 40 por ciento en 2019, y también ha pasado del 46 (2019) al 66 (2024) el porcentaje de países que informa de la existencia de servicios de cuidados para personas mayores, liberando parte del tiempo que las mujeres —mucho más que los hombres— dedican al trabajo de cuidados no remunerados y comunitarios.
Pues ya lo ven, cal y arena… Satisfacción, porque la Humanidad ha mejorado en los últimos años en relación con la igualdad real y efectiva de todos los seres humanos, sean estos hombres o mujeres. Y miedo a la vez a que la brecha de género, aún importante, vuelva a ensancharse al mismo ritmo al que proliferan los negacionismos, la involución y el «nosotros primero», tanto en la política como en la sociedad de la que la primera es solamente un reflejo… Por eso urge, más que nunca, afianzar aquello en lo que ya nunca se puede volver atrás.
Feliz Día Internacional de la Mujer, 2025. Algo que concierne al conjunto de la sociedad.
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