Opinión | 360 grados

Kit de supervivencia

Decidida a hacer frente a la que sus dirigentes y los medios califican machaconamente de "amenaza rusa", la Comisión Europea no rehúye nada para sembrar el miedo entre los distraídos ciudadanos.

La última ocurrencia —no hay otra forma de llamarla— es persuadirnos a todos los europeos para que nos dotemos urgentemente de un "kit de supervivencia". Se trataría de una especie de mochila con agua, alimentos y medicinas suficientes para aguantar tres días en un búnker, donde los haya, o en el propio domicilio.

Hablan en Bruselas de una posible emergencia tipo pandemia o de una catástrofe natural, pero no puede caber duda de que se trata sobre todo de un posible conflicto militar con Rusia.

Conflicto que algunos "expertos militares" sitúan exactamente dentro de cinco años. ¿Sabrán ya incluso la hora en que se producirá?

De ahí que el plan del que forma parte esa recomendación se haya bautizado "eufemísticamente" como Preparación 2030.

A nuestro jefe del Gobierno no le gusta al parecer llamar a las cosas por su nombre y había puesto pegas a la palabra "rearme", pero no se trata de otra cosa.

Un plan para que la Comisión quiere destinar una inversión de 800.000 millones de euros, que nadie sabe de dónde van a salir. Pero no importa: para armamento no hay topes de deuda.

Se dice que planes de emergencia de ese tipo existen ya en algunos países nórdicos como Suecia y Finlandia, los últimos en entrar en la OTAN por decisión de sus gobiernos, que no consultaron a los votantes.

Resulta además significativo que los ciudadanos de esas dos naciones, que se mantuvieron neutrales durante décadas, lo que no impidió su prosperidad económica, tengan, desde que forman parte de la Alianza, más miedo que antes al oso ruso.

La Comisión Europea está dirigida actualmente por políticos que sólo ven la relación con Rusia en clave de conflicto militar y económico.

El viejo y noble arte de la diplomacia, llevado a extremos de perfección precisamente en Europa, parece haber desaparecido de su vocabulario.

Y sólo piensan en qué nuevas sanciones se pueden aplicar a la Rusia de Putin por su política "expansionista".

De nada sirve que el líder ruso sostenga una y otra vez que no tiene interés en ocupar toda Ucrania, tan sólo las cuatro regiones, además de Crimea, todas ellas rusófonas, que se negaron a seguir a Kiev tras el Euromaidán y fueron castigadas por ello.

Ni parecen pensar nuestros dirigentes que, en caso de conflicto con Rusia, una potencia nuclear con más de 5.500 bombas nucleares, un simple kit de supervivencia no serviría de nada. Pero hay que infundir miedo para "manufacturar el consenso" (Chomsky) en torno al buscado rearme.

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