Opinión
Peronismo en un mundo loco
Lo he contado en otras ocasiones, pero, como diría un político populista: «Yo no me repito, yo insisto».
Es imposible, para cualquier persona nacida fuera de Argentina, entender la política de ese país. Por eso, cuando me invitaron a la Feria del Libro de Buenos Aires, aproveché para visitar una librería. «Quiero un ensayo para comprender por fin el peronismo», dije. «El peronismo no se lee, el peronismo se vive», contestó el librero, desafiando toda lógica de vendedor. Me fui de vacío, pero otro colega, José Ignacio Carnero, tuvo más suerte unos meses después. A él sí le dieron un tomo que explicaba casi un siglo del movimiento de Perón. Lo leyó en dos noches de hotel, tras las que volvió a la tienda. Dejó el libro en el mostrador y soltó: «No entendí nada». Su librero respondió: «Entonces lo entendiste todo».
Es imposible entender el peronismo, pero resulta que ahora lo entiendo, porque acabo de devorar el nuevo libro de Darío Adanti: El peronismo explicado a los españoles (Athenaica). Detrás de ese título como de la serie para dummies se esconde un libro divulgativo y esclarecedor, pero también brillante y riguroso, que se lee como una novela trepidante llena de personajes de Marvel y giros de guión demenciales.
Empieza por lo más incomprensible: ¿cómo puede ser que el peronismo tenga fieles tanto en la izquierda como en la derecha? Bien, dice: ¿acaso no hay carlistas de ETA y de Franco?, ¿no trenzó el procés a los neoliberales conservadores de CiU con los revolucionarios asamblearios de la CUP?, ¿es menos cierto que la invasión de Rusia en Ucrania suscita el aplauso de la izquierda anti-OTAN y de grupos neonazis?
Adanti logra contarnos cómo, desde la época colonial, Argentina ligó su destino económico a la dependencia del extranjero (y en concreto, a Gran Bretaña). Y cómo eso generó un sentimiento popular antiimperialista, que Perón y su mujer, Evita, encarnaron. Primero, por cómo compensaron con sus políticas públicas la retención de riqueza de las oligarquías y segundo por un carisma novelesco que, como sucede con los personajes de ficción, va más allá de la verdad y de la muerte.
Por el camino, Adanti cuenta el origen del asado o de la picana como arma de tortura. Aparecen Atahualpa Yupanqui y Rodolfo Walsh. Hay nazis, coroneles que hacen rituales esotéricos y el Che Guevara rascándose la coronilla: ¿cómo puede ser Perón un revolucionario si lo asilan Trujillo o Franco? Ah, y la momia de Evita, que no descansa: escondieron su cadáver embalsamado en camiones, altillos y cuartos de las escobas.
Richard Feynman dice: «Si crees que has entendido la mecánica cuántica es que no la has entendido». Lo mismo pasa con el peronismo. Pasaba. Adanti nos regala un libro necesario en un momento en que nos parece imposible entender que no todo es blanco o negro, que no hay solo dos bandos, que todo obedece, como decía Tolstoi, al movimiento de la historia, que engarza sitios y épocas, pueblos y líderes, remotos. Entender el peronismo es un crossfit extremo para tonificar el cerebro y enfrentarse a las nuevas alianzas sociopolíticas globales.
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