Opinión | Shikamoo, construir en positivo
Lo peor, para mí, del proyecto forestal en A Ulloa...
¡Buenos días! Nuevo día juntos, en el que les deseo lo mejor. Que los hados les sean propicios y que esta recién estrenada jornada sea para ustedes verdaderamente fructífera. ¡Ojalá! Pasen y vean, si lo estiman oportuno, a esta pequeña ventana donde intentamos proponer elementos de la actualidad que afectan a lo social. Será un placer recibirles…
Y hoy nos vamos a atrever con uno de esos temas que lo polarizan todo, marcando un fuerte divorcio, a menudo alejado de lo técnico, entre posturas que casi parecen irreconciliables. O sin el casi… Y es que las acusaciones entre las diferentes visiones en torno al proyecto de Altri – Greenfiber, son muy gruesas. Unos -el partido hoy al frente de la Xunta de Galicia- acusan a los de enfrente de negacionismo estructural en todo lo que sean alternativas económicas que articulen un presunto progreso económico. Y los otros, desde la oposición, critican al ejecutivo ante un proyecto que consideran lesivo, para terminar diciendo que, con “comerciales” como ellos, poco tiene que hacer la referida empresa ya para promocionarse... Y todo ello sin que acabe de llegar a la ciudadanía, libre de polvo y paja, un exhaustivo criterio técnico que dilucide sin ambages ni fisuras la pertinencia o no de la propuesta de la empresa. Un proyecto que, no lo olvidemos, condiciona además su implantación a una muy fuerte inyección de dinero público, lo cual también puede dar que pensar sobre su idoneidad o no, tanto en términos de comarca como de país. En lo que sigue, en cualquier caso, me mojaré sobre el tema, explicando de forma clara mi opinión. Y esta es de rechazo a un proyecto que no creo que sea bueno para Galicia.
Trataré de hacerlo salvando la polvareda mediática y los datos que se esgrimen sobre aspectos concretos del impacto de tal actividad industrial, bastantes veces contradictorios. Y avisando de antemano que, aunque sí he tenido alguna experiencia laboral en control de la contaminación y más particularmente en análisis en chimenea de gases procedentes de la quema de combustibles fósiles o de determinados procesos industriales, ni mi especialidad es la Química Analítica ni tampoco soy ingeniero industrial. He procurado leer con detenimiento diferentes declaraciones e informes fundamentados sobre la cuestión que han trascendido a la opinión pública, pero sin conocer el dossier original. Veo que las partes se enzarzan en cuestiones de calado, pero que para mí no llegan a ser la clave fundamental en todo esto. Y por eso, más allá de matices e informes para los que únicamente los técnicos que han trabajado en detalle esto pueden pronunciarse, quiero ir a la esencia y hablar de modelos. Y, para mí, es la clave...
Y es que lo que vislumbro como elemento crítico para el rechazo de esta propuesta industrial va por otro lado. Siendo muy importantes, no me hace falta siquiera entrar a valorar los riesgos reales de futuros procesos de eutrofización en el Ulla, o cuál sería el impacto sobre la Ría de Arousa de un preocupante trasiego aguas arriba de una importante masa de agua del río, que en buena parte retornaría al mismo más caliente. Tampoco pensaré aquí en cuál sería el impacto real en la calidad del aire, o de la inevitable contaminación del mismo con gases nocivos, por crítica que esta sea. O en su contribución al cambio climático, vía emisión de dióxido de carbono y otros gases. No. Me basta otra cosa para entender que el de Altri-Greenfiber no es el camino que, desde mi particular opinión, Galicia necesita. Algo que escribo aquí, negro sobre blanco, con el único ánimo de propiciar un debate real en la sociedad sobre temas verdaderamente importantes.
Para mí la cuestión crítica es que el proyecto presentado consagra un modelo de silvicultura en Galicia que se ha demostrado ya como altamente nocivo no sólo para el medio ambiente, que también, sino para la sostenibilidad de nuestro campo desde cualquier punto de vista . Si este proyecto ve la luz, el monocultivo salvaje de eucalipto pasaría de cifras que, ya siendo insoportables en particular en las provincias de A Coruña y Pontevedra, mudarían a otras mucho más altas. El rural se convertiría así, de una forma mucho más intensiva aún, en un paraje cada vez más yermo, destruido por las cortas nada selectivas de determinadas especies, de forma que se estaría firmando una renuncia expresa a la reconstrucción de un rural más vivible, más diversificado en cuanto a los usos de las parcelas, e incluso a un futuro bosque maderable con una gestión más sostenible. Si usted se pasa por Soria, Navarra, zonas de Burgos u otras provincias, verá que lo que cuento no es ciencia-ficción. Se puede apostar por sacar réditos del campo de una forma más selectiva y con mejor rendimiento económico sin que las cortas impliquen dramáticos calveros y extenuación del terreno, y cuidando la base sobre la que se asienten frondosas autóctonas, con mucho mayor valor añadido tanto desde el punto de vista económico como desde el medioambiental. Es cuestión de que nos lo propongamos, de que la Administración crea verdaderamente en ello y de impulsar una cultura adecuada, de una forma pedagógica y sosegada.
Que una familia aspire a sacar cierto valor añadido de su parcela forestal es lícito y entendible, sabiendo que las cosas van justas para muchas personas. La sustitución por otro modelo de explotación implicaría un cambio profundo, un tiempo de carencia y algunos sacrificios. Es por eso que es la Administración Pública la que, con sus políticas, tiene que pilotar, incentivar y financiar todo esto. Toda la sociedad ha de implicarse, y nuestros gestores, que han demostrado no ser sensibles a ello, tendrían que asumirlo y priorizarlo, con una buena parte de Galicia ya diezmada por una gestión agresiva, que destruye el suelo y que nos aboca a un abandono cada vez mayor de un rural convertido en un lienzo gris sobre el que poner y quitar eucaliptos. Otra gestión es posible, y en una Galicia en la que la controvertida fábrica de Ence en Pontevedra ya ha marcado una tendencia que llevó a la situación actual, multiplicar varias veces tal modelo depredador sería una locura. ¿No creen? Ese es para mí el quid de la cuestión. Ya no es que el asunto pueda contaminar... o no. Es que, ¿de verdad queremos progresar sin miramientos en aquello en lo que tenemos triste experiencia y que, desde la ciencia, se ve que empobrece el suelo y que a largo plazo crea terreno muerto, lixiviación del manto fértil y ausencia de vida se mire como se mire? Yo... no. Por muy bien que se cuidasen, incluso, otros aspectos cruciales pero supeditados a este, mucho más esencial y meridiano.
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