Opinión | EDITORIAL

Un uso responsable de la sanidad

Una ambulancia, en el acceso a Urgencias del Chuac. |  V. Echave

Una ambulancia, en el acceso a Urgencias del Chuac. | V. Echave

La mitad de la urgencias que se atienden en los hospitales gallegos no son casos graves. Según los datos de los departamentos de triaje de los centros sanitarios de la comunidad, del millón de consultas que se atendieron en Urgencias a lo largo del pasado año, cerca de 500.000 no revestían ningún tipo de gravedad.

Esta afluencia innecesaria a un departamento tan importante como el de Urgencias provoca que se incremente la carga de trabajo de unos servicios que, en momentos puntuales del año, como cuando se produce un incremento de las infecciones respiratorias, se ven absolutamente desbordados. Además, la concentración de enfermos puede llegar a poner en riesgo la atención a los pacientes más graves por parte de los médicos.

Desde algunos sectores se achaca esta asistencia injustificada a Urgencias a los problemas que tienen los ciudadanos para acceder a una consulta con su médico de Atención Primaria. Las listas de espera existentes hacen que se den esperas que rondan las dos semanas. Además, cuando una persona acude a un hospital como el Chuac, regresa a su casa con un diagnóstico y un tratamiento, después de que se le hayan realizado, una tras otras, todas las pruebas precisas para determinar su dolencia. Frente a esto, el proceso de conseguir cita para las diferentes pruebas diagnósticas solicitadas por el médico de cabecera se puede prolongar durante meses sin que las diferentes iniciativas puestas en marcha por el Sergas hayan servido para agilizar un proceso que, en demasiadas ocasiones, zozobra en el océano de la burocracia sanitaria. Y, pese a la dificultad de conseguir ver a un médico, el pasado año casi un millón de gallegos no acudieron a su cita en el hospital o en su centro de salud.

La comunidad gallega tiene una de las poblaciones más envejecidas de España y esta realidad incide directamente en que se genere una mayor demanda de atención médica, especialmente para enfermedades crónicas y la realización de cirugías a personas mayores. Y, frente a este incremento, tenemos un sistema que realiza una oferta de plazas MIR totalmente insuficiente y que, además coincide con la jubilación masiva de médicos nacidos durante el baby boom, lo que impide la cobertura de las innumerables plazas vacantes. Las diferentes soluciones planteadas hasta el momento no han servido para revertir esta situación. Por ello, resulta fundamental abrir un proceso de reflexión y diálogo en el que participen todas las partes implicadas para conseguir atajar un problema que cada día preocupa más a los ciudadanos.

La Atención Primaria tiene evidentes carencias, tanto de personal como de medios. A estas alturas, nadie se atreve a poner en duda esta realidad. Pero también es verdad que un uso sensato de los recursos sanitarios por parte de los ciudadanos ayudaría a que el sistema funcionara mucho mejor.

Tracking Pixel Contents