Opinión

Sorda

«Nosotros, que vamos de entrevista en entrevista, estamos todo el día igual». Álvaro Cervantes intentaba sofocar el pudor que me provocó que me temblara la voz al final de la entrevista que le hice a él y a Míriam Garlo, su compañera de reparto en Sorda.

Hay películas que te explican una historia, y hay otras películas que te abren una ventana a un mundo que, a pesar de convivir con él, no habías sabido mirar del todo. Sorda es de estas últimas, te toca.

Míriam Garlo, la protagonista de la película, es sorda en la película y en la vida real, pero vivió como oyente hasta los siete años, por ello puede expresarse oralmente con normalidad y conceder una entrevista radiofónica. Ella vive, por tanto, de una manera mixta, lo que la convierte en un puente poderoso hacia las personas sordas. Puede decirnos en nuestra lengua lo aislados que están, la falta de oportunidades que tienen, que por qué no aprendemos a comunicarnos con ellos. Es un puente frágil, pues para la respuesta necesita intérprete, pero su voz es clara y poderosa, y en la película hace temblar.

Mixta también es la pareja que hacen en la ficción con Álvaro Cervantes, que se presentó para la película habiendo aprendido ya la lengua de signos, hasta que el bebé que tienen juntos desequilibra la balanza. Álvaro rezuma sensibilidad dentro y fuera de la pantalla, y está en uno de sus mejores momentos como actor, así se lo han reconocido en el festival de Málaga.

Míriam Garlo perdió la capacidad de oír por una infección, pero no aprendió la lengua de signos hasta los 30. Durante 23 años vivió leyendo labios y sentándose en primera fila en clase para no perderse nada. ¿Por qué? ¿Quién sabe hacerlo bien a la primera? Quizá para protegerla, para no aceptar un cambio doloroso, para que no se sintiera diferente. Pero la verdad se imponía, sin lengua de signos estaba doblemente aislada.

Explica con los ojos abiertos y redondos como naranjas que descubrir que podía vivir como sorda no fue ninguna renuncia sino todo lo contrario, que había toda una comunidad como ella y que por fin podía autodefinirse de alguna manera y saber que no era un bicho raro, dijo. A veces las etiquetas son imprescindibles.

Vayan a ver Sorda con esta información extra. Esa madre no les va a dejar indiferentes.

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