Opinión | Nuestro mundo es el mundo

Miedo: ¿justificado?

Una amiga ucraniana, nacionalizada española desde hace años, me dice que hasta ayer estaba muy angustiada porque había un loco en Moscú, pero ahora lo está aún más porque hay otro loco en Washington. Y Netanyahu parece no tener freno. Tres locos armados hasta los dientes: ¡too much!

El sondeo de El País, el primero sobre el sentimiento de los españoles respecto al futuro, va por ahí. Un 59% cree que en cinco años el mundo será más violento y el 47% ve probable una tercera guerra mundial. Pero lo que me parece más relevante es que solo un 12%, frente al 49%, piensan que el mundo será más próspero. Y un 11%, contra nada menos que el 60%, que será más estable.

¿Está justificado este pesimismo? Que la invasión de Ucrania lleve ya más de tres años, que Trump haya decidido una guerra comercial sin precedentes porque el país más rico del mundo ha sido robado durante años por Europa, China y Vietnam (¡sí, el de la guerra!) y el genocidio de Netanyahu en Gaza generan sin duda horror y miedo.

Y los mercados —satanizados por parte de la izquierda pero que huelen la economía— también tienen miedo. Claro, las grandes empresas americanas (las del índice Standard & Poor´s de Wall Street) han perdido en tres jornadas más del 10% de su valor. Pero es muy difícil que un gobernante, por poderoso y maniaco que sea, pueda romper la maquina económica del mundo. No estamos en una crisis como la de 2008, sino ante un voto de censura de los mercados (la suma de los ahorradores del mundo) contra un presidente americano con mucho poder —acaba de ser elegido y controla las dos cámaras del Congreso— que se ha pasado un montón de nacionalismo.

Y los potentados que le alentaron y le aplaudieron están conmocionados. Elon Musk, que tanto brincó y le financió, acaba de decir que es partidario de una zona de libre comercio con Europa. Aranceles cero contra el 30% de su admirado jefe. ¡Un huevo y una castaña! Y un banquero respetado por el establishment, Jamie Dimon, que preside JPMorgan desde 2006, dice, en la carta anual a sus accionistas, que las tarifas aumentarán la inflación, pueden llevar a una recesión y dañarán la relación de América y sus socios comerciales. En suma, que todo debe arreglarse con rapidez. Casi lo mismo que Powell, el presidente de la Reserva Federal, nombrado por Trump en su primer mandato, al que ahora el presidente ha enviado un mensaje en su red: «Jerome, deja de hacer política y baja los tipos de interés para quedar bien por una vez».

Trump asegura que nunca cambiará de política y, en respuesta a las medidas de retorsión, ha amenazado a China con doblarle los aranceles. Pero si la economía se atraganta, América es una democracia y dentro de 19 meses hay elecciones para renovar totalmente la Cámara de Representantes. Y la economía cuenta.

El pesimismo tiene razones. Pero ya está provocando reacciones que pueden acabar forzando a Trump a la marcha atrás. Pero, si la hay, ¿cuánto subirá la factura de la rectificación? También da miedo.

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