Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión | 360 grados

¿Qué harán ahora los europeos?

Parece que tanto Kiev como Bruselas vayan a aceptar sin más la última propuesta del presidente Donald Trump para poner fin a la guerra de Ucrania.

La idea del republicano es reconocer Crimea como territorio perteneciente a la Federación Rusa, algo que Kiev rechaza de plano.

Desde un punto exclusivamente militar, esa península, donde se encuentra la base naval rusa de Sebastopol, es vulnerable a los ataques de las fuerzas armadas ucranianas.

No es la primera vez que Kiev la ataca y el próximo canciller federal alemán, Friedrich Merz, incluso le anima a ello en el caso de suministrarle los misiles Taurus que los ucranianos reclaman con urgencia. Washington reconocerá además de facto aunque no de iure como en el caso de Crimea las cuatro regiones ucranianas ocupadas por Rusia: Donesk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón.

Por primera vez, el presidente ruso, Vladimir Putin, parece a su vez dispuesto a aceptar la congelación del conflicto en la actual línea del frente, renunciado así a la total ocupación de alguno de esos oblasts.

Kiev habla mientras tanto no oculta su indignación con el plan de la Casa Blanca, que califica de “regalo” a Putin pues, además de aceptar los hechos consumados, no da ningún tipo de garantías a Ucrania ni la invita ya a entrar en la Alianza Atlántica.

La reunión londinense donde se debía tratar esta semana el futuro de Ucrania descendió de nivel después de que el secretario de Estado, Marco Rubio, anunciase su ausencia y otros países europeos decidieran entonces enviar a funcionarios en lugar de a sus ministros de Exteriores.

Pero si los europeos rechazan, en solidaridad con Volodímir Zelenski y para no reconocer su propia derrota militar. toda concesión territorial a Rusia, sí tienen en cambio un arma en el tema de las sanciones a Moscú, en vigor desde 2014.

Trump parece dispuesto a levantar esas sanciones, pero ocurre que la mayor parte del dinero confiscado al Estado ruso y que Kiev quiere utilizar para la reconstrucción del país cuando acabe la guerra se encuentra en Europa.

Y aquí también, concretamente en Bélgica, tiene su sede el sistema internacional de pagos Swift, del que se expulsó en su día a Rusia.

No debería, pues, extrañar que el núcleo más duro de oposición a Putin, que incluye a la presidenta de la Comisión Europea y a los gobiernos del Reino Unido, Alemania, Polonia, los países escandinavos y los bálticos, decida utilizar esa arma que les queda.

Tracking Pixel Contents