Opinión | Un minuto

Aún sin nombre

También desconocemos su rostro, pero ya hay un nuevo Papa, por el que rezo y a quien ya venero. Es el Romano Pontífice que el Espíritu Santo se ha encargado de inspirar a los cardenales suficientes para que la elección de hoy, la de mañana o la de pasado, sea la definitiva.

No es un tirarme de la moto, como dicen los que afirman algo aún inseguro, porque mi fe y cultura cristiana me llevan a afirmar mi total adhesión al Vicecristo que estará siempre con nosotros hasta el final de los tiempos. Es más, puedo opinar que el Papa pasa de progresista o conservador, tal como tanto insisten algunos en etiquetarle, porque tiene la gracia suficiente para «que, con sus virtudes, edifique a tu pueblo —(se refiere al pueblo de Dios)— e ilumine los corazones de los fieles con la verdad del Evangelio», tal como hoy se ha pedido en una de las oraciones de la misa prevista por la liturgia católica para elegir un Papa o un obispo.

Alguien me pasa por el móvil una oración por el cónclave, añadiendo acabar con el rezo del padrenuestro, avemaría y gloria. Hecho está. Más a mano tenemos el ofrecer el trabajo que realizamos, pero bien hecho, por esa intención y que el Espíritu Santo reparta gracias.

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