Opinión

Nueva opción para Feijóo

El PP ha decidido adelantar su congreso nacional, previsto para 2026, a principios de julio. El cónclave tendrá lugar casi dos años después de que el partido ganase las elecciones generales, pero sin la suficiente holgura ni aliados como para lograr la investidura. Dos años que han servido para constatar que, a pesar de su debilidad política y de los escándalos que afectan a su entorno, Pedro Sánchez va a tratar de mantenerse en el poder y que el desenlace de la legislatura no es inmediato. La aceptación de este hecho, que no es fácil para alguien que cree que le han robado la presidencia del Gobierno con malas artes, por medio de un pacto contra natura y contra los propios principios, con el independentismo a cambio de la amnistía, explica en parte esa decisión. Se trata de pasar página y de empezar a preparar al PP de cara al nuevo ciclo electoral que, salvo sorpresa, empezará con las elecciones de Castilla León y de Andalucía en el primer semestre de 2026 y en las que el PP se juega revalidar el poder territorial y hacerse con la presidencia del Gobierno.

En el congreso, a pesar de su carácter extraordinario, se debatirá una ponencia organizativa que podría introducir cambios de calado, en el sentido de una mayor centralización del poder y se debatirá un documento ideológico que deberá alinearse con las directrices del reciente congreso del Partido Popular Europeo. No se prevé, en cambio, que nadie dispute el liderazgo de Feijóo, que ya ha anunciado que optará a revalidar la presidencia del partido. Un liderazgo que solo podrá consolidarse si reafirma su autoridad interna y acaba con los bandazos que ha dado desde que asumió el poder. Y para ello es necesario un proyecto alternativo al de Pedro Sánchez, no solo crítica, queja e ir a remolque y una estrategia definida que no se altere en función de las declaraciones del barón o baronesa de turno.

Este congreso, por lo tanto, es una nueva oportunidad, quizá la última, para que Feijóo supere el trauma de las elecciones de 2023, se sacuda los complejos y recupere las elevadas expectativas que generó su designación en 2022. Y, si lo logra, la cuestión de los pactos será secundaria.

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